Si tomamos los sectores del petróleo y el gas, a nivel nacional y de manera conjunta, estos abarcan a más de 100.000 trabajadoras y trabajadores de forma directa.

Nos encontramos en un escenario cambiante donde al país le cuesta resolver los problemas económicos. Son tiempos difíciles para los argentinos y argentinas, con una inflación que trepa a más del 90% anual, derivada de razones propias de nuestra economía y otras producto del contexto internacional. Cuando el mundo no acompaña, se potencian las trabas que siempre encuentra la Argentina.

Como parte de una federación sindical con alcance nacional, conocemos cómo repercute negativamente el aumento de los precios en la mesa de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, y cómo también una economía frágil lleva a un empleo informal o a un aumento de la desocupación.

En este sentido, podemos estar satisfechos con el impulso laboral que el sector petrolero ejerce sobre la macroeconomía en materia de empleo. Y podemos, también, entusiasmarnos con el porvenir frente a los grandes proyectos de inversiones para el futuro.

Sin embargo, también debemos advertir sobre las complicaciones del impuesto al trabajo. Es por eso que apelamos a todos los sectores políticos, tanto oficialismo y oposición, para que dejen de castigar el empleo de calidad con el impuesto a las ganancias. Los petroleros somos los más perjudicados por este gravamen en la cuarta categoría.

A pesar de las trabas internas, los números de nuestra fuerza de trabajo hablan por sí solos. En el caso de la industria petrolera, tomándola de forma independiente, y según un informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) a principios de año, es el sector de la economía argentina que tiene la mayor capacidad de generar puestos de trabajo por cada empleo directo. El estudio sugiere que, aproximadamente, hay 65.000 puestos formales directos en el petróleo, y como consecuencia, hay 4 puestos indirectos por cada uno de ellos, obteniendo una suma de 325.000 puestos de trabajo totales. Y esto es solamente teniendo en cuenta el petróleo.

Si tomamos los sectores del petróleo y el gas, a nivel nacional y de manera conjunta, estos abarcan a más de 100.000 trabajadoras y trabajadores de forma directa. Además, la tendencia en alza en la generación de empleo lleva 13 meses de crecimiento ininterrumpido, con más de 3.500 puestos nuevos, por lo menos hasta mitad de año.

En cuanto a la generación de empleo a partir de la producción del gas natural, no habría razones para no ser optimistas. Y los dos pilares para dicho empuje provienen de la exploración offshore y la conexión de los yacimientos de Vaca Muerta con el Gasoducto Néstor Kirchner. Según un estudio de la consultora Ecolatina, la creación de empleo que se generará con este tipo de descubrimientos rondará los 120.000 puestos de trabajo entre directo, indirecto e inducido.

Para concretar tales estimaciones, es necesario que la justicia no retrase más las fases exploratorias, ya que genera un ambiente de incertidumbre y, por sobre todas las cosas, ahuyenta inversiones. Ya se perdieron 5 millones de dólares a la espera de una definición para realizar los trabajos sísmicos. A su vez, se reducen los tiempos para llevar adelante esas obras en la ventana de oportunidad que surge durante este verano.

Por eso fue fundamental la decisión a principios de este mes de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, que revocó la medida cautelar que impedía la exploración petrolera offshore en la Cuenca Argentina Norte (CAN). No estamos hablando solamente de grandes proyecciones en materia de empleo, también nos referimos que el offshore podría hacer crecer el PBI en 2% y generar exportaciones por 447.076 millones de dólares, según Ecolatina.

El otro pilar de la generación de puestos de trabajo surge del Gasoducto. Recientemente, la titular de la Secretaría de Energía de la Nación, Flavia Royón, anunció que el gobierno obtuvo financiamiento de Brasil para el segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner, que unirá Vaca Muerta con los grandes centros de consumo del país y -a largo plazo- podría permitir exportar gas natural al mencionado país limítrofe.

Sólo la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá incrementar la producción de gas un 30%, alcanzará un pico de 3.000 personas trabajando de forma directa en el proyecto, más 8.000 indirectas hasta fines de marzo de 2023 en servicios, gastronomía, hotelería y transporte. Y en cuanto al offshore, esta industria necesita el desarrollo de una amplia cadena de proveedores que incluye embarcaciones de alta mar, aviación, construcción y mantenimiento de plataformas, buceo, ingeniería, entre otros.

Es indispensable prestarle especial atención al sector de hidrocarburos, la potencialidad de estos puestos de trabajo es el eslabón más sólido para ponerle un freno a la crisis económica, acompañando el potencial del suelo soberano y cuidando el rol estratégico del offshore como sucedió en Mar del Plata.

Fuente: Gabriel Matarazzo, Tesorero de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles (FASiPeGyBio) para Ámbito.