Hidrógeno verde: una de las “energías del futuro”
Chile es el único Estado de América Latina que está destinando fondos a esta producción.
Los científicos lo dijeron claramente: si queremos evitar los peores impactos del cambio climático debemos encontrar la manera de que las temperaturas globales no sigan subiendo. El desafío es inmenso. Las temperaturas ya están 1 grado centígrado por encima de los niveles preindustriales y, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), con solo elevarse otro 0.5 C los efectos podrían ser devastadores.
Ante este escenario, muchos países están buscando urgentemente cómo resolver sus necesidades energéticas sin seguir dañando al medioambiente. Una de las soluciones que están desarrollando algunas naciones es la del hidrógeno verde, también conocido como hidrógeno renovable o e-Hydrogen.
Recientemente el magnate informático Bill Gates, quien acaba de publicar un nuevo libro llamado How to avoid a climate disaster (“Cómo evitar un desastre climático”), destacó a este combustible como la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero.
“No sé si lograremos (producir hidrógeno verde a un precio accesible), pero si lo lográramos resolvería muchos problemas”, señaló Armchair Expert. “Me entusiasma que se hable mucho sobre cómo lograr esto. Eso no pasaba hace 3 o 4 años”, dijo.
El hidrógeno (H2) es el elemento más abundante en el universo y podría ser clave para «descarbonizar» el planeta.
El hidrógeno es el elemento químico más abundante en el universo. Las estrellas, como nuestro Sol, están formadas principalmente de este gas, que también puede tomar estado líquido. El hidrógeno es muy poderoso: tiene tres veces más energía que la gasolina.
Pero, a diferencia de esta, es una fuente de energía limpia, ya que solo libera agua (H2O), en forma de vapor, y no produce dióxido de carbono (CO2). No obstante, aunque existen hace muchos años tecnologías que permiten usar el hidrógeno como combustible, hay varios motivos por los cuales hasta ahora solo ha sido usado en ocasiones especiales (como por ejemplo para potenciar las naves espaciales de la NASA).
Uno, es que es considerado peligroso por ser altamente inflamable, por lo que transportarlo y almacenarlo de manera segura es todo un desafío. Pero un escollo aún mayor tiene que ver con las dificultades para producirlo.
Porque resulta que en la Tierra el hidrógeno solo existe en combinación con otros elementos. Está en el agua, junto con oxígeno, y se combina con el carbono para formar hidrocarburos como el gas, el carbón y el petróleo. Por ende, hay que separar al hidrógeno de las otras moléculas para usarlo como combustible. Y lograr esto requiere de grandes cantidades de energía, además de ser muy costoso.
Hasta ahora se venían usando hidrocarburos para generar esa energía, por lo que producir hidrógeno seguía contaminando el medio ambiente con CO2. Pero hace unos años se empezó a producir hidrógeno a partir de energías renovables como el sol y el viento, usando un proceso llamado electrólisis. La electrólisis emplea una corriente eléctrica para dividir agua en hidrógeno y oxígeno en un aparato llamado un electrolizador.
El resultado es el llamado hidrógeno verde, que es 100% sostenible, pero mucho más costoso de producir que el hidrógeno tradicional. No obstante, muchos creen que podría ofrecer una solución ecológica para algunas de las industrias más contaminantes, incluyendo el transporte, la producción química y de acero, y la generación de energía.
En la actualidad, el 99% del hidrógeno usado como combustible se produce a partir de fuentes no renovables. En tanto, menos del 0,1% se produce a través de la electrólisis del agua, según la Agencia Internacional de la Energía. Sin embargo, muchos expertos en energía anticipan que esto cambiará pronto.
Las presiones para reducir la contaminación ambiental llevaron a toda una serie de países y compañías a apostar por esta nueva forma de energía limpia, que muchos creen será clave para “descarbonizar” el planeta. Petroleras como Repsol, BP y Shell están entre quienes han lanzado proyectos de hidrógeno verde.
Y varias naciones publicaron planes nacionales de producción de este combustible renovable. Esto incluye a la Unión Europea (UE), que en su “Estrategia de hidrógeno para una Europa climáticamente neutra”, publicada a mediados de 2020, se comprometió a invertir US$430.000 millones en hidrógeno verde entre ahora y 2030.
La intención de la UE es instalar electrolizadores de hidrógeno renovable de 40 gigavatios (GW) en la próxima década, para lograr su meta de volverse climáticamente neutral para 2050. Por su parte, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió en su plan energético que se asegurará “de que el mercado pueda acceder al hidrógeno verde al mismo costo que el hidrógeno convencional en una década, proporcionando una nueva fuente de combustible limpia para algunas centrales eléctricas existentes”.
A finales de 2020, siete empresas internacionales que desarrollan proyectos de hidrógeno verde lanzaron la iniciativa Green Hydrogen Catapult (Catapulta Hidrógeno Verde), como parte de la campaña Race to Zero (Carrera a Cero) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Esta coalición global formada por el grupo saudita de energía limpia ACWA Power, el desarrollador australiano CWP Renewables, el fabricante chino de turbinas eólicas Envision, los gigantes energéticos europeos Iberdrola y Ørsted, el grupo de gas italiano Snam y el productor de fertilizantes noruego Yara, busca que la industria se multiplique por 50 en los próximos seis años.
También apunta a que se reduzca a la mitad el costo actual del hidrógeno renovable, a menos de US$2 por kilogramo. Un informe publicado en agosto de 2020 por la consultora energética Wood Mackenzie sugiere que van por buen camino: el reporte estima que los costos se reducirán hasta en un 64% en la próxima década. En tanto, el banco de inversiones Goldman Sachs estimó en septiembre pasado que el mercado del hidrógeno verde superará los US$11 billones para 2050.
Todo este optimismo en torno a lo que la revista Forbes llamó “la energía del futuro” se relaciona con una serie de megaproyectos que se planean alrededor del mundo. Estas obras, que fueron anunciadas, pero en la mayoría de los casos están en fase de planificación, representarían una enorme expansión del mercado del hidrógeno verde, ampliando la capacidad actual de unos 80GW a más de 140GW.