Inversiones eco friendly: la energía nuclear
Los accidentes en varios reactores provocó que muchos países dieran marcha atrás en este proceso. Ahora se reactiva la discusión sobre el tema
Cada vez son más las regiones de EEUU, y en distintos países del mundo desarrollado, que se tienen por objetivo eliminar los vehículos impulsados por combustibles fósiles en los próximos 10 o 15 años. La tendencia es firme, y se espera que los vehículos eco-friendly se conviertan en el principal medio de transporte al fin de ésta década. Estados como California, el estado de Washington y Massachusetts, por ejemplo, se han fijado objetivos agresivos para alcanzar este hito en 2035, y países como Canadá, India y China, también han establecido limitaciones importantes al uso futuro de vehículos de combustible fósil.
Una consecuencia de la transición del sistema de transporte de combustibles fósiles a los vehículos eléctricos será un cambio masivo de la demanda de combustible a la de electricidad. No sólo por consumo de los medios de transporte en sí mismo, sino también por la generación de energía para producirla, y que hoy (en la mayoría de los casos) se produce con combustibles fósiles. Es decir, será mayor puesto que el combustible para la generación de electricidad también tendrá que cambiar hacia fuentes más verdes, para que realmente se reduzcan las emisiones de CO2 en el camino hacia el objetivo de cero emisiones en 2050 (objetivo mundial de neutralidad climática).
Aquí es donde la energía nuclear destaca. Si se tienen en cuenta todos los factores, junto a la energía eólica, las que menos emisiones de CO2 generan y son un 60% más eficientes que la generación con fuentes solares. La otra gran ventaja, es su fiabilidad, ya que no está expuesta a acontecimientos meteorológicos (como la solar y la eólica), y es mucho más eficiente (producen más, a pesar que representan una menor capacidad de generación. Ejemplo: en EEUU en el 2020 produjeron el 20% de la electricidad, a pesar de que sólo representan el 9% de la capacidad de generación).
A pesar de que son super eficientes, una de las grandes ironías de la búsqueda de la generación de energía limpia, es el destacado papel que han desempeñado los ecologistas para impedir la transición a la energía nuclear libre de carbono. Empezando por el desastre de Three-Mile Island en 1979, seguido de Chernóbil en 1986, y el más reciente incidente de Fukushima en 2011, los accidentes en los reactores nucleares han contribuido a que los países den marcha atrás en sus planes de utilizar cada vez más la energía nuclear para la generación de electricidad.
Si bien este paradigma relacionado a lo nuclear no ha cambiado rotundamente, y que el miedo generado por los grandes accidentes de las últimas cuatro décadas evolucionaron hasta convertirse en obstáculos políticos, hoy se sabe que este tipo de energía será una solución importante en el camino hacia el CO2 cero para 2050. De hecho, grandes inversores como Bill Gates y Warren Buffett han adoptado la energía nuclear como unas de sus inversiones favoritas de largo plazo apostando a un futuro más verde, y en EE.UU el Departamento de Energía, ha financiado el primer reactor nuclear de la historia de Wyoming.
Hoy los nuevos reactores nucleares, más seguros y de menor escala, están en las primeras fases de implementación. No es de extrañar que, dado este nuevo potencial de energía nuclear, los precios y las acciones del uranio hayan subido en 2021, y superen con creces el rendimiento del S&P 500 en lo que va del año. Por otro lado, lo que se ve es una mutación de los valores convencionales de energía verde tradicional (eólica y solar) que alcanzaron su punto máximo a finales del año pasado y han bajado mucho en lo que va de 2021. Vale decir, que hay un cambio de tendencia confirmado entre el rendimiento de los “conocidos” valores de energía verde, y el de los “impopulares” valores relacionados con la energía nuclear.