Inversiones: ¿se viene el boom inversor en Oil & Gas?

El levantamiento del cepo cambiario en Argentina genera optimismo en el sector , aunque advierten que su impacto dependerá de factores globales y de la confianza inversora. Reina la cautela.
Especialistas del sector Oil & Gas coinciden en que la medida representa un paso hacia la normalización de la economía, aunque su impacto real dependerá del contexto internacional y de la capacidad del país para recuperar la confianza inversora, se perfila como una oportunidad para mejorar la competitividad, atraer capitales y consolidar la producción energética.
Según Jorge Lapeña, ex secretario de Energía de la Nación, “la salida del cepo normaliza el funcionamiento del mercado de divisas y permite que las empresas puedan remitir utilidades a sus casas matrices”. A su entender, esto podría destrabar inversiones que estaban en pausa a la espera de señales de mayor previsibilidad macroeconómica.
Sin embargo, el ex funcionario también advierte que esta apertura implica compromisos financieros que el país deberá asumir con responsabilidad. “Un préstamo del FMI, por ejemplo, deberá ser devuelto. La economía deberá generar los dólares suficientes para honrar esas deudas. Argentina tiene un largo historial de dificultades en este aspecto”, afirmó.
Desde una mirada más técnica, Matías Cattaruzzi, Senior Equity Research Analyst de Adcap Grupo Financiero, señaló que el levantamiento del cepo podría traer beneficios directos para el sector energético.
“El mercado esperaba esta medida. Una eventual devaluación del tipo de cambio oficial mejoraría los márgenes operativos del sector, al reducir costos en dólares en una industria intensiva en inversiones”, explicó.
También destacó que este nuevo contexto facilitaría la renegociación de contratos de servicios, lo que podría reducir el costo por pozo y mejorar la eficiencia productiva. “Además, la posibilidad de distribuir dividendos en dólares desde 2025 podría ser clave para que nuevas empresas internacionales se interesen por operar en el país”, añadió.
No obstante, el analista se mostró prudente respecto al impacto inmediato: “No creo que haya un cambio sustancial en el nivel de inversión en el corto plazo. La baja en los precios internacionales del petróleo y la incertidumbre global siguen siendo condicionantes”.
Daniel Dreizzen describió el inicio del fin del cepo como “una de las decisiones económicas más relevantes de los últimos años”. En su tradicional editorial mensual, dijo: “Si bien se trata de un proceso gradual y todavía quedan pasos técnicos e institucionales por definir, el inicio de esta transición ya genera expectativas positivas en los mercados y podría marcar un antes y un después para sectores estratégicos como el de hidrocarburos”.
Además, añadió: “Para una industria capital intensiva como la de los hidrocarburos, el cepo ha sido durante años un factor estructural que distorsionó costos, dificultó repatriaciones de dividendos, encareció el financiamiento y, sobre todo, introdujo una alta incertidumbre sobre la sostenibilidad de los proyectos. En este sentido, avanzar hacia una mayor libertad cambiaria puede ser el catalizador que faltaba para acelerar nuevas inversiones, particularmente en Vaca Muerta, donde los proyectos de exportación de petróleo y gas requieren marcos estables y previsibles a 20 o 30 años”.
Los efectos positivos pueden observarse en varios frentes, dice.
Por un lado, un mercado cambiario más libre mejora la competitividad relativa de Argentina frente a otras jurisdicciones productoras al reducir el costo financiero de capital.
Por otro, favorece el ingreso de nuevos jugadores y consorcios internacionales que, hasta ahora, observaban con cautela las restricciones vigentes.
Finalmente, contribuye a mejorar los retornos esperados de proyectos de largo plazo como el oleoducto Vaca Muerta Sur o el plan de exportación de GNL, que ya cuenta con el marco legal del RIGI.
“Sin embargo, este es un proceso que debe consolidarse”, advirtió Dreizzen. “De poco serviría levantar el cepo si reaparece dentro de un año”, dice.
En esta línea, algunos economistas coinciden en que, si bien la medida puede tener efectos positivos sobre la competitividad, no es suficiente por sí sola para impulsar inversiones de largo plazo.
“Estamos en un momento clave, justo cuando se están cerrando los contratos de gas para 2025. Esta volatilidad va a generar tensiones en la definición de precios”, apuntan. Y agregan que el nuevo esquema cambiario podría generar un “posicionamiento” en el mercado, pero no necesariamente decisiones estructurales.
“Un proyecto minero o energético de largo plazo no se viabiliza con un crawling peg. Hay que ver cómo se comporta el tipo de cambio, los precios internacionales y la demanda local en los próximos meses”, aseguran.
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Fuente: El Economista