La base China en Neuquén levanta sospechas
La actividad de la base con su gran antena para exploración del espacio profundo, vuelve a ser motivo de debate en el siempre tenso mundo de las relaciones geopolíticas, en momentos en que el país asiático tiene en marcha distintas posibilidades de expansión de sus intereses en la Patagonia Argentina. Está instalada en Bajada del Agrio, en un predio de 200 hectáreas que se le ha cedido por 50 años, eximido de pagar cualquier tipo de impuesto, y con soberanía china dentro de sus límites. Esto quiere decir que esas 200 hectáreas enclavadas en la zona centro de Neuquén, dependen directamente del gobierno chino. La polémica que se ha actualizado ahora es por el uso real de la antena de 48 metros de altura, 35 metros de diámetro y 450 toneladas de peso, que puede ver, desde la ruta, cualquier viajero que atraviesa esa zona de Neuquén; y de las instalaciones que la rodean.
El pacto que posibilita su instalación firmado durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y contempla un uso científico de la estación, que se limita a la exploración del espacio lejano, la base tiene tecnología «dual», por lo que, además de sus capacidades científicas, la antena también puede ser usada con fines militares, tanto en control de satélites como de comunicaciones diversas.
Estas sospechas se acrecientan porque a Argentina no parece importarle que es lo que están haciendo en dicha base que está bajo su territorio nacional. Está cerrada herméticamente para cualquier ciudadano de este país, salvo incursiones programadas que se han hecho con el evidente ánimo de calmar las especulaciones del resto del mundo.
El fallecido ex senador Fernando “Pino” Solanas señaló que la tecnología utilizada es “sensible y de uso dual, civil/militar, ya que China tiene integrados estos programas y se utiliza también para el tracking (seguimiento) de la actividad aeroespacial y misilística”. En el Senado se habló del tema, y se exploró el asunto con diversas “notas especiales” que se exhibieron en la televisión argentina. Pero nunca se aclaró el fondo de la cuestión, ni se apartó la duda sobre el eventual uso con fines militares de las instalaciones instaladas entre Bajada del Agrio y Las Lajas.
Hay activas negociaciones por cuestiones energéticas con el gobierno y las empresas chinas como el traslado de gas desde los yacimientos de Vaca Muerta. En las últimas semanas, se comentó mucho la posibilidad de que el gobierno de Alberto Fernández le ofrezca al gobierno chino la construcción del gasoducto San Jorge, que podría ser una garantía para el transporte de volúmenes crecientes de gas, desde Tratayén, en Neuquén, a Saliqueló, en la provincia de Buenos Aires. Es una obra que permitiría canalizar unos 60 millones de metros cúbicos diarios de gas adicionales y que demandaría una inversión por encima de los 2.000 millones de dólares. Está también la posibilidad del tren a Vaca Muerta gracias a que PowerChina anunció el 18 de septiembre del 2020 que estaba en conversaciones para poner en marcha ese tren, con una inversión de 1.000 millones de dólares, para el transporte logístico y de hidrocarburos hasta Bahía Blanca. El costo del proyecto se calcula en un monto que va de los 1.200 hasta los 1.500 millones de dólares, de acuerdo a las estimaciones que hizo la compañía.
En Neuquén también hay interés en el financiamiento chino para construir la represa Chihuido I. El ministerio de Obras Públicas de la Nación recibió una carta de Tu Shuiping, el apoderado de un consorcio que integra a la china empresa Hidrochina, Powerchina y las constructoras locales Rovella Carranza y CPC, la empresa de Cristóbal López. Este grupo quedó en segundo lugar, detrás de los rusos, en la última licitación que se hizo.Los chinos no están conformes con el resultado insisten. Los intereses son muchos y la danza de miles de millones de dólares se juega en paralelo con las posiciones geopolíticas. El peligro de empezar a ser visto como un socio o aliado comercial de China y el siempre latente temor de una potencial tercera guerra mundial sienta las posiciones de Argentina en una inestabilidad creciente. Aunque siempre hay que tener en cuenta que, en Argentina, las corrientes políticas, quien tenga el mando y su ideología económica, son determinantes a la hora de ver para qué lado del mundo se mira.