La crisis detrás de la recuperación de una mina y la burbuja petrolera
Mendoza recuperará los derechos de Potasio Río Colorado. Pero es más un acto formal que un relanzamiento: el contexto complica las posibilidades de inversión. La industria petrolera también está en una aguda crisis.
Mendoza va recuperar el manejo de los derechos de la mina Potasio Río Colorado. Pero en realidad se pone la faja de fracaso de lo que fue la «promesa minera» que trajo la empresa Vale y que terminó con un elefante blanco enorme montado en Malargüe. La firma brasileña llegó a un acuerdo amistoso con Mendoza para evitar sanciones por los incumplimientos. De hecho, ya había logrado estirar los tiempos para perder los derechos mineros a través de acuerdos de relanzamiento del proyecto que nunca se concretaron.
Potasio Río Colorado tiene un problema de fondo y que para Vale es un alivio: el proyecto no es rentable. En los borradores de recálculo de la mina, la Tasa Interna de Retorno (el índice que se elabora para evaluar la factibilidad de un proyecto) dio negativo respecto a las expectativas. Para hacerlo viable, se había puesto un umbral del 12%. Pero no llegó a ese valor nunca y por eso se desestimaron todos esos borradores y ni siquiera llegaron al estadío de buscar inversores.
El Gobierno negoció con Vale en los últimos meses y ese plan incluía el acceso a información confidencial de la empresa, como los estados financieros, las dificultades y proyecciones. El convenio que firmarán incluye el traspaso de la infraestructura a medio hacer que hay en Malargüe y una cápita mensual para el mantenimiento de esas instalaciones por un plazo temporal que aún no se conoce. Antes, como adelantó MDZ; la intención del gobernador Rodolfo Suarez es crear una empresa provincial de minería que tendrá a cargo los derechos de Potasio y otros proyectos mineros.
Potasio Río Colorado es se gestó hace décadas, tras el hallazgo de vetas de ese mineral por parte del Estado nacional. La empresa británica Río Tinto compró los derechos y desarrolló el proyecto. Luego se lo vendió a la empresa brasileña Vale, que buscaba exportar más de 200 millones de toneladas sales de potasio, principalmente a China. Todo se cayó con la debacle del precio del mineral y los problemas de la propia Vale. Desde entonces hubo idas y vueltas sin fin. La empresa estaba al borde de perder los derechos mineros, pero en 2016 se firmó un convenio que le extendió la vida. Allí se planteó la posibilidad de redimensionar la mina y buscar inversores. Pues se determinó que el proyecto no era rentable.
En crisis
La recuperación de los derechos mineros y de la infraestructura ociosa de Potasio Río Colorado es un acto formal. No habrá reactivación de la mina al menos por los próximos 2 años. El problema de fondo de Potasio Río Colorado es el mismo que enfrenta hoy la industria en general y las extractivas en particular: la falta de inversiones.
En Mendoza la industria petrolera, por ejemplo, está en una silenciosa crisis que genera un problema enorme. Los proyectos de desarrollo que había para la lengua mendocina de Vaca Muerta no se ejecutaron. Es más, se retrajeron. Es lo que pasó con la explotación en el área Puesto Rojas, de la empresa El Trébol. Esa firma, que tiene autorización para hacer fracking para explotar el yacimiento, había montado la infraestructura para contener el agua de formación para hacer la fractura hidráulica y extraer petróleo no convencional. Pero la inversión se frenó y los tanques que se habían construido fueron desmontados. Una señal de la decadencia del sector.
Hace al menos 6 meses que el Estado mendocino no analiza un nuevo proyecto de exploración o explotación petrolera. Teniendo en cuenta los tiempos de esa industria, si hoy no se presentan propuestas de desarrollo, significa falta de inversión en el mediano y largo plazo. Se trata de un sector que genera ingresos a la provincia, pero sobre todo empleo.
El panorama para las empresas del sector es crítico. Todas dependen de la inversión extranjera y las condiciones no son las mejores. Por un lado las firmas que ya tenían deudas vigentes están obligadas a refinanciar una parte, generando una «mala nota». Pero además hay dudas sobre el futuro. Un problema más para una economía en problemas.
Fuente: MDZ.