La generación de empleos “verdes” no solo contribuye a la ecología
El cuidado del medio ambiente tiene también una importancia estratégica para la recuperación económica de la Argentina.
En la inauguración de la Cumbre Global de Alcaldes de C40 en Buenos Aires, representantes de más de un centenar de ciudades advirtieron acerca de la imperiosa necesidad de acelerar las acciones para reducir el calentamiento global. Pero no se limitaron sólo a ello, sino que se comprometieron a crear cincuenta millones de puestos de trabajo “verdes” antes de finalizar la década. Una cuestión clave para países como el nuestro, urgidos por cambiar el rumbo. Sadiq Khan, alcalde de Londres y presidente de C40 fue claro: “No hay tiempo que perder. El mejor momento para actuar en buenos empleos verdes fue ayer, el siguiente mejor momento es hoy”.
La creciente conciencia acerca de la finitud de los recursos naturales que nos proveen lo indispensable para vivir, y la obligatoriedad de reducir drásticamente las emisiones netas de gases de efecto invernadero para limitar el aumento promedio de las temperaturas mundiales por debajo de 2°C respecto a los niveles preindustriales (un objetivo resuelto por los gobiernos en el Acuerdo de París de 2015), son motor de crecimiento económico con potencial para crear empleos en múltiples sectores. Una oportunidad –otra– que no debemos desaprovechar.
Los empleos verdes se crean como resultado de las políticas que orientan modelos más sustentables de producción, consumo y ordenamiento territorial, con sus instituciones y sistemas de gobernanza, y abarcan una amplia gama de sectores: tradicionales como el energético, la manufactura, el turismo, el transporte, el agropecuario, el pesquero, el tecnológico o la construcción; emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética y otros, como las finanzas o las tecnologías de la moda (la camiseta que usará la Selección Argentina de fútbol en la Copa Mundial 2022 está hecha con materiales 100 % reciclados e incorpora la tecnología Heat Ready para mantener la piel fresca y seca en todo momento).
El mundo del empleo se mueve hacia ese nuevo contexto; la proporción de empleos ofrecidos por el sector del petróleo en relación al de las energías limpias era de 5:1 en 2015, pero en 2020 fue de 2:1 y la relación se invertirá ya en 2023. Las inversiones globales proyectadas en materia de adaptación basada en la naturaleza generarán, según el Foro Económico de Davos, 395 millones de empleos en 2030. La Alianza para la Acción por una Economía Verde (PAGE, por sus siglas en inglés) plantea que una economía más verde podría crear 60 millones de puestos de trabajo –unos 15 millones en América Latina y el Caribe–.Un documento de oportunidades y desafíos del sector energético del Cippec plantea que la transición energética puede promover la generación de más de 34.000 empleos en la industria argentina, 44.000 empleos en la construcción, y agregar 8.400 millones de dólares de actividad en la próxima década si se sostiene el actual nivel de integración de componentes nacionales. Y al menos 139.000 empleos industriales y 158.000 empleos en la construcción para 2050. No sólo es importante el cuánto, sino el dónde. Así, los empleos generados en el desarrollo sustentable de la minería impactarán positivamente en economías regionales: se calcula que para 2030 se pasará de los 83.000 empleos directos e indirectos actuales a unos 120.000 empleos.
La economía verde viene acompañada de cambios tecnológicos y debemos estar preparados para ello. Estamos ante grandes desafíos. Los distintos sectores productivos deberán adecuarse sí o sí a un mundo hípercompetitivo con estrictos estándares ambientales. Este salto –con la innovación que conlleva– lo motorizará el ambiente.
Esta nueva realidad emergente obliga también a la dirigencia política a involucrarse fuertemente en planificar y generar una transición justa y socialmente equilibrada. Además de políticas educativas, científico-tecnológicas y de desarrollo que faciliten la creación de nuevos empleos, habrá que reducir los incentivos para quedarse en ocupaciones más contaminantes, y ayudar a encontrar trabajos mediante programas de capacitación.
Invertir en los trabajos y habilidades del futuro nos ayudará a combatir la desigualdad, al tiempo que enfrentamos la crisis climática. Habrá entonces que formar en oficios, como la instalación de energías renovables y sus conexiones, el tratamiento de residuos orgánicos y biomasa para generación de gas y electricidad; eficiencia energética en viviendas, empresas e industrias; economía circular (reciclaje y reutilización de materiales en la industria, o en instalaciones sanitarias internas y a nivel domiciliario (uso eficiente de aguas a nivel domiciliario, ahorro, recuperación de aguas pluviales con sistemas de reuso y/o retención) y de aguas servidas (conexiones adecuadas y correctas a sistemas de conducción externo, construcción de cámaras sépticas, biodigestores u otros mecanismos, en casos de inexistencia o insuficiencia de servicios), además de incluir opciones de manejo sustentable de excedentes pluviales. Para estos oficios y muchos otros, podrían aprovecharse las 1.500 escuelas técnicas públicas actualmente subutilizadas.
Se deberá además asistir técnica y financieramente a las micro y PyMes en su reconversión; impulsar iniciativas productivas certificables adaptadas a prácticas sustentables y actuar integradamente con las áreas estatales asociadas al trabajo, con las cámaras empresarias y los sindicatos; organismos de ciencia y técnica (Conicet, INTA, INA), asociaciones profesionales y universidades.
Es necesario aprovechar el potencial de la economía verde centrada en la generación de empleo para construir un futuro de trabajo más inclusivo, sostenible y resiliente, impulsando iniciativas productivas adaptadas a prácticas sustentables, que generen condiciones de trabajo dignas, seguras y perdurables. Asimismo, esto permitirá contribuir a reemplazar el asistencialismo por trabajo genuino.
La importancia estratégica del ambiente para la recuperación argentina excede lo meramente ecológico. La sociedad toda se reconstituirá a partir de la cultura de trabajo. Esta generación de nuevos empleos verdes no asegurará que todos se beneficien por igual, pero es imprescindible potenciarlos para contribuir a la recuperación económica de nuestro país.
Fuente: Federico Caeiro es Miembro del Instituto de Política Ambiental de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas