La importancia del gas y la energía hidráulica rumbo a una matriz sustentable
En un escenario de necesidad mundial, regional y local, de neutralidad de carbono y de transición energética, el gas natural es estratégico para atender la creciente demanda.
La generación térmica convencional o “no renovable”, es decir aquellas fuentes que utilizan combustibles fósiles para generar electricidad, aún conforman la mayor parte de la matriz de producción eléctrica argentina. La principal desventaja de estos procesos es que provocan emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, en un escenario de necesidad mundial, regional y local, de neutralidad de carbono y de transición energética, el gas natural pasa a ser una pieza estratégica para atender la creciente demanda y afianzar el pasaje entre los diferentes tipos de generación.
La importancia de este hidrocarburo radica en que ofrece una serie de beneficios en los procesos de producción eléctrica. En primer lugar, al provocar menos emisiones de gases de efecto invernadero respecto a otros combustibles de uso convencional, se convierte en una vía más atractiva rumbo a un futuro donde se garantice el acceso a una energía asequible, segura, sustentable y moderna, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.
Su segundo punto fuerte tiene que ver con la disponibilidad, como ocurre en la Argentina, donde este recurso continúa exhibiendo prometedoras muestras de abundancia. En esa dirección avanzan proyectos como Vaca Muerta, yacimiento en el que recientemente la producción de este hidrocarburo se multiplicó por tres y que en el corto plazo contará con la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner que ampliará la capacidad de transporte a centros de consumo.
Una tercera ventaja que posee el empleo de gas en los procesos de producción eléctrica es su aplicación en centrales de generación de ciclo combinado, las que permiten obtener mayor cantidad de energía, con el mismo combustible que las tradicionales de generación térmica con rendimientos que oscilan entre el 50% y 60%. En los últimos 30 años creció notablemente la construcción y desarrollo de este tipo de plantas.
A efectos de profundizar la convivencia entre las fuentes tradicionales y renovables, con el gas como faro en esta etapa de transición dirigida a la neutralidad de carbono, apremia renovar el impulso para llevar adelante los proyectos de esta clase, como es la central de ciclo combinado Manuel Belgrano II en la provincia de Buenos Aires.
Un cuarto beneficio es el papel importante que desempeñan las turbinas de gas en la red eléctrica, ya que proporcionan energía crítica de reserva cuando las energías renovables están en niveles reducidos, siendo además más económicas que modernas fuentes de almacenamiento.
Un último aspecto de las turbinas de gas, pero no menos importante es que tanto en ciclo simple y combinado estarán preparadas al 100% para el hidrógeno en 2030.
Inversión en obras
Asimismo, es pertinente poner en valor la contribución de otra fuente como la hidráulica, que es tanto renovable como estable. Es conveniente seguir apostando por la inversión destinada a obras dentro del sector, como actualmente ocurre en la Patagonia, donde avanza el desarrollo del proyecto de Aprovechamiento Hidroeléctrico del Río Santa Cruz. Éste consiste en la construcción y puesta en marcha de las centrales hidroeléctricas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic. Entre ambas aportarán un 11% más de potencia de generación hidroeléctrica a la matriz nacional y aportara un aumento del 5% de potencia instalada total a dicha matriz.
También existen otros proyectos en franco avance como son el aprovechamiento hidroeléctrico del brazo Aña Cua en la central Yacyretá que permitirá incrementar la generación media anual y la potencia actual en un 9% Y por último también existen proyectos como son el aprovechamiento multipropósito Chihuido I, en Neuquén, y Portezuelo del Viento en Mendoza; proyectos que en el futuro fortalecerán el sistema a través de energía limpia y renovable.
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Es así como, en conjunto, el actual protagonismo del gas como recurso de transición energética y los proyectos hidroeléctricos, eólicos y solares posibilitan afianzar el aporte renovable y contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero nocivos para el ambiente.
El objetivo es, en el largo plazo, operar sobre la base de combinaciones de bajas o nulas emisiones con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática. Nuestro país está recorriendo el camino adecuado, sin embargo, la demanda de energía aumenta año tras año por el crecimiento natural de la población, el aumento de utilización de la electricidad en hogares y actividades económicas y las variaciones de temperaturas que exigen. Esto pone al límite a las distintas centrales de generación existentes en Argentina.
Resulta urgente concretar y activar los diferentes proyectos para brindar respuesta rápida a las demandas de consumo de energía en nuestro país, y también aportar oferta de energía sustentable para exportar a un mundo que necesita de energía limpia de forma creciente e inmediata.
Fuente: Juan Manuel Pereyra, Presidente de Eling Energía para Perfil