La luz al final del túnel energético
Si en medio de cepos, inflación, precios administrados y regulaciones discrecionales Vaca Muerta genera resultados productivos, imaginemos lo que será en una Argentina en desarrollo, con estabilidad macroeconómica y políticas de largo plazo.
Cuando elaborábamos el informe periódico del Estudio Carta Energética, la selección campeona se preparaba para jugar la histórica final del 18D. Sí, Lionel Messi y la Selección nos dieron una lección de mérito, esfuerzo y constancia, e inyectaron un hálito de esperanza en el contexto de una Argentina decadente. En la misma Argentina de Scaloni y Messi, hay sectores, como el energético, que vienen recorriendo una curva de aprendizaje y que, con otras políticas y una institucionalidad previsible pueden sorprendernos por su capacidad de reacción en los próximos años.
Vayamos a los datos. En diez meses acumulados de 2022, la producción bruta de petróleo crudo, incluyendo condensado y gasolina estabilizada marca un crecimiento de 13,6% respecto al mismo período del año pasado, alcanzando el mes de octubre un nivel de 626 mil barriles diarios (kBD), siendo esa marca la más alta desde el mes de enero de 2010. Es cierto, el desempeño está explicado en forma exclusiva por el impulso de la producción de tipo no convencional de Vaca Muerta (shale oil) con un ritmo superior al 50% en forma acumulada. De esta manera, el crudo no convencional representa el 41% del total de la producción y va ganando protagonismo en forma pronunciada si se considera que en el mismo período del 2021 representaba el 30% del total. Pero también es cierto, que, si en medio de cepos cambiarios, inflación crónica, precios administrados y regulaciones discrecionales Vaca Muerta genera estos resultados productivos, imaginemos lo que será en una Argentina en desarrollo, con estabilidad macroeconómica y políticas de largo plazo.
El crecimiento de la producción de crudo fue posible gracias a la ampliación de la capacidad de transporte por ductos a cargo de la empresa Oleoductos del Valle (de33,6 mil m3/d a 43 mil). Mayor evacuación, mayores exportaciones. Inversiones privadas en nueva infraestructura logística lo hicieron posible. También se invierte en aumentar el almacenamiento en la terminal de Oiltanking Ebytem en Bahía Blanca. Considerando los resultados de la explotación en Vaca Muerta, la empresa Oldelval tiene en proyecto la construcción de un nuevo oleoducto paralelo al existente entre Allen y Puerto Rosales, con lo cual se pasaría de una capacidad de evacuación de 43.000 a 72.000 m3 por día con una inversión de 750 millones de dólares. Ya se amplió la concesión de transporte y las empresas interesadas financiarán la obra.
El dinamismo de las mayores ventas de crudo llevó a las exportaciones del rubro energético a crecer un 67,5% respecto al año anterior. Estimamos que van a cerrar el año por encima de los 8.000 millones de dólares y será la cifra récord superando el último pico en el año 2008 con 7.847 millones de dólares. Por supuesto, la contracara de esto son las importaciones de energía. En diez meses acumulan un crecimiento de 158%, con 11.958 millones de dólares por lo cual el saldo de la balanza comercial arroja un déficit de 5.092 millones de dólares. Los rubros que más impactan son las importaciones de gas (GNL, Bolivia) y de gasoil. Importaciones que se reducirán cuando entre en operación el nuevo gasoducto troncal cuya primera etapa Tratayén-Salliquelló está en construcción, pero con pronóstico reservado de entrar en operaciones el próximo invierno.
En los próximos dos años se espera que, con la ampliación de la capacidad de transporte de Oldelval a 55 mil metros cúbicos diarios en una primera etapa, y la puesta en marcha del Oleoducto Trasandino con capacidad de 17,5 mil m3/d las exportaciones petroleras pueden aumentar en unos 3700 millones de dólares anuales contribuyendo a reducir el déficit energético.
En cuanto a la cadena de valor del gas natural, en los primeros 9 meses del año 2022 la producción aumentó del 8,9%, con 133,8 MM/m3/d en promedio. También el incremento es explicado por el dinamismo evidenciado en la Cuenca Neuquina, que muestra un aumento de un 18% respecto al año anterior. El gas tiene problemas de evacuación y su desarrollo intensivo depende de oportunidades de negocios en el mercado doméstico (petroquímica, gas vehicular), en la región (donde ya hay conexiones existentes) y en el mercado internacional (plantas de licuefacción, GNL). El propio oficialismo se ha resignado a aceptar cotizaciones en dólares (contrariando el dogma populista) para ampliar la oferta y extender los plazos del Plan Gas.Ar. En la subasta de mediados de diciembre se reaseguró el volumen de 70 MMm3/d para el período 2025-2028 a 3,54 USD el MMBTU, se obtuvieron otros 14 millones adicionales a 3,41 dólares, y 14 millones más para la estacionalidad invernal a 4,7 USD/MMBTU. Todo lo que compromete inversión adicional de YPF y los otros actores del mercado. En un mundo con Europa en guerra y crisis energética, donde los precios spot del GNL en diciembre están por arriba de los 40 dólares el MMBTU, y donde la referencia Henri Hub de Estados Unidos (ya gran exportador de gas por barco) está en diciembre en 5 dólares el MMBTU, las cotizaciones obtenidas en la Argentina son una buena noticia que permiten inferir la competitividad de nuestras cuencas.
El año que viene seguirá complicado. Los dólares energéticos no van a estar para reemplazar los dólares de la sequía agropecuaria. Persiste el laberinto de tarifas y subsidios, complicado por una segmentación mal concebida y mal implementada, y la institucionalidad del sector sigue herida (con Entes intervenidos y regulaciones incumplidas). Todo en un contexto de altísima inflación y en un año político. Pero por prueba y error la política y la sociedad empiezan a asimilar los problemas y las oportunidades que ofrece el sector energético. Ojalá la lección del seleccionado acelere el aprendizaje.
Fuente: Daniel Montamat para Noti Ar