La producción de biodiésel cayó a uno de los niveles más bajos de los últimos 10 años
La capacidad ociosa de la industria del biodiésel es de alrededor del 60%, la producción es la más baja en los últimos diez años. En tanto, en el caso del bioetanol la caída de la demanda llega al 30%. El panorama fue definido como «complejo» por Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno (AABH).
Esta situación se da a meses del vencimiento de la ley que establece la obligatoriedad del corte con biocombustibles de los combustibles fósiles, en mayo próximo. «El debate de cara a ese plazo se da en un contexto de fuerte puja de intereses; hace nueve meses que la Secretaría de Energía no publica precios vinculantes, lo que de hecho implica un congelamiento«, dijo.
La liga de provincia productoras de biocombustibles elaboró un anteproyecto para la nueva ley que requerirá el sector. La iniciativa -admitió Molina- es «reglamentarista» para intentar darle estabilidad y porque «hay que cambiar un paradigma; hay una lucha de mercado con los combustibles tradicionales». El experto advirtió que el partido que viene es «muy difícil»; el peor escenario sería extender la vigencia de la actual ley.
Molina sostuvo que la respuesta debe ser «política» porque el debate es con intereses «importantes de refinadoras y automotrices». Entre biodiésel y bioetanol, la Argentina tiene una capacidad equivalente a un tercio del total de refinerías para naftas y gasoil. «Se necesita una nueva legislación, superadora, que genere reglas de juego muy claras, que evite que la autoridad de aplicación cambie los criterios como ha sucedido. Hay que encontrar un camino más estable», subrayó.
El futuro de los biocombustibles se discutió en un conversatorio organizado por la Confederación de Expendedores de Hidrocarburos (Cecha) y la Federación de Expendedores de Combustibles. El presidente de la entidad, Gabriel Bornoni, planteó que las estaciones de servicio apoyan los biocombustibles en el marco de la «revolución verde» que se vive en el mundo y avalan la posibilidad de aumentar el actual corte del 12% al 15% para «aumentar la producción» y apuntalar el desarrollo.
Sostuvo que es necesario empezar a trabajar en un nuevo marco legal para el sector: «Es posible cambiar la matriz energética, no reemplazando los combustibles fósiles sino aumentando el corte como hizo Brasil que está en el 27,5%. Tenemos toda la tecnología para avanzar».
Del conversatorio también participó el intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, quien enfatizó que los biocombustibles «fortalecen al interior, industrializan los granos y, además, permiten que estemos menos expuestos a las variaciones internacionales del precio del petróleo». Anunció, además, que la Municipalidad trasladará parte del consumo de combustibles (51 millones de litros) a biocombustibles, lo que le permitirá cuidar más el ambiente y «ahorrar dinero». La oferta de biocombustibles hoy no alcanza para el reemplazo total.
Alberto Garibaldi, consultor en ALG Ingeniería, rompió con la idea de que no se puede incrementar el corte por problemas técnicos de los motores. «No hay problemas para que el corte aumente al 15%; más allá de ese límite, hay que adoptar algunos cambios pero eso ya es para modelos nuevos». Describió que en Santa Fe hicieron una experiencia con biodiésel puro, «todo salió perfectamente».
Del encuentro participó Carlos Catalini, director del Centro de la Región Semiárida INA-CIRSA en el Instituto Nacional del Agua y experto en energías alternativas, quien advirtió que debe haber una política de Estado orientada hacia una matriz energética diversificada. «Los biocombustibles son una opción inteligente para ese objetivo», sintetizó.
Fuente: La Nación.