Las condiciones para que el GNL se convierta en realidad
Idea y Fundar difundieron un documento en el que proponen la elaboración de una ley para el GNL para contar con «una inversión nunca antes vista en el país».
Argentina se encuentra a las puertas de una oportunidad histórica de generar exportaciones por miles millones de dólares que ayuden a clausurar la restricción externa, si aprovecha el escenario internacional para colocar el gas de Vaca Muerta en las principales economías del mundo, a través del desarrollo de la industria del GNL.
La semana pasada, YPF y la compañía estatal malaya Petronas dieron un primer paso fundamental con la firma del Acuerdo de Estudio y Desarrollo Conjunto (JSDA, por sus siglas en inglés) para un proyecto integrado que abarcará la producción en Vaca Muerta, el desarrollo de gasoductos e infraestructura, una planta de licuefacción, así como la comercialización y la logística internacional.
A través del documento “Exportar GNL: un marco regulatorio para el futuro”, Fundar e IDEA, proponen una serie de condiciones que debería generar la Argentina para concretar las multimillonarias inversiones que se necesitan para hacer realidad un emprendimiento de tal envergadura, que, aseguran alcanzará cifras “nunca vistas” para el país.
Los autores, Nicolas Arceo, investigador asociado de Fundar y director de la Consultora Economía & Energía; Daniel Gonzalez, director Ejecutivo de IDEA y ex CFO y CEO de YPF; y Guido Zack, director del Área de Economía de Fundar, señalan que es necesario elaborar un proyecto de ley específico para el sector, que aborde cuatro grandes aspectos:
Estabilidad fiscal:
Se subraya que los proyectos no deben tener modificaciones en los impuestos nacionales, provinciales y municipales que afecten a la cadena de valor del GNL, y que las alícuotas de Ganancias e IVA deben ser las mismas que rigen para el resto del sector privado en el país.
Aseguran que es necesario evaluar mejoras que impacten en la tasa efectiva del proyecto, como la amortización acelerada de inversiones en exploración y desarrollo y en obras de infraestructura, la deducción de quebrantos impositivos y el reintegro o compensación de creditos fiscales generados en la construcción, compra o importación de plantas, ductos y otras obras dentro del acuerdo de inversión.
En relación a las retenciones a las exportaciones, indican que su nivel no debería interferir con la rentabilidad razonable de los proyectos, al tiempo que debería garantizar que el conjunto de la sociedad pueda beneficiarse de las ganancias extraordinarias ante un contexto de precios internacionales elevados.
Por otro lado, indican que las compras en el exterior necesarias para las obras deberían estar exentas de derechos de importación para disminuir los costos del proyecto, y que no se deben modificar las regalías a la producción que perciben las provincias.
También proponen que los contratos de obra como los de exportación deben estar exentos del impuesto a los sellos, ya que este se calcula sobre el volumen total del contrato, lo que no tiene sentido para acuerdos de muy largo plazo (20 anos).
Libre disponibilidad de divisas y acceso al dólar:
Los autores señalan que es necesario determinar un porcentaje de los ingresos provenientes de las exportaciones de GNL que sean de libre disponibilidad del exportador y no requiera su liquidacion en el mercado de cambios local. Dicho porcentaje debiera ser lo suficientemente alto para asegurar que el proyecto pueda tener las divisas necesarias para el pago de todos los insumos y servicios importados, para el servicio de capital e intereses de la deuda incurrida para financiar el proyecto y para la remisión de dividendos razonables a los accionistas. Además, podría considerarse un mecanismo de acceso preferencial al mercado de cambios local para la etapa de inversión.
Estabilidad regulatoria:
Para que el proyecto pueda financiarse es fundamental que una parte sustancial de la producción de GNL pueda exportarse bajo contratos en firme de largo plazo. Por lo tanto, es clave limitar la posibilidad de redireccionamiento del gas, ya que la planta de licuefacción tiene que estar operando todo el ano para que pueda sostener la rentabilidad mínima.
Asimismo, los servicios de transporte, separación, almacenamiento, logística necesarios para la actividad de licuefacción también tendrán que ser en firme y por los mismos plazos.
Sustentabilidad:
El documento de Fundar e Idea señala que los acuerdos de inversión en la cadena del GNL tendrán que adaptarse a los estandares internacionales de reducción de emisiones de CO2 y ausencia de emisiones de metano, lo cual va a impactar en las decisiones de tecnología, diseños y procesos tanto en el desarrollo en el upstream, como en el midstream y en la planta de licuefacción.
Una demanda en alza
A medida que la crisis energética global se profundiza y los países se esfuerzan por asegurar fuentes de energía confiables, las inversiones en nueva infraestructura de GNL aumentarán, hasta alcanzar los US$ 42 mil millones anuales en 2024, según indica una investigación de la consultora Rystad Energy.
Estas inversiones nuevas serán 200 veces mayores que en 2020, cuando solo se invirtieron US$ 2 mil millones debido a la pandemia. Sin embargo, se pronostica que las aprobaciones de proyectos después de 2024 caerán, a medida que los gobiernos se alejen de los combustibles fósiles y aceleren las inversiones en infraestructura energética baja en carbono.
Los nuevos proyectos de GNL están impulsados principalmente por un aumento a corto plazo en la demanda de gas natural en Europa y Asia debido a la guerra de Rusia en Ucrania y las consiguientes sanciones y restricciones impuestas a las exportaciones de gas ruso.
El gasto en proyectos de GNL este año y el próximo se mantendrá relativamente estable, con US$28 mil millones aprobados en 2021 y US$27 mil millones en 2022. Mientras que para 2023, los desembolsos tendrán un aumento modesto, acercándose a US$32 mil millones, antes de alcanzar un máximo de 42 mil millones en 2024.
Luego, se espera que retrocedan cerca de los niveles de 2020 para llegar a $ 2.3 mil millones en 2029. Rystad indica que, a pesar de un salto esperado en 2030 cuando se pronostica que los anuncios de proyectos totalizarán casi uS$ 20 mil millones, es poco probable que la inversión en GNL nuevo regrese a los niveles más altos de 2024, a medida que los países escalan aumentar las inversiones en tecnologías bajas en carbono.
Por otro lado, la consultora indica que, en un contexto de corto plazo de alta demanda por la crisis energética en Europa, Estados Unidos está listo para consolidar su lugar como uno de los principales exportadores
Fuente: LMNeuquen