Las superganancias de las multinacionales de hidrocarburos se reducen
Las grandes multinacionales petroleras y gasíferas redujeron considerablemente susganancias debido a la caída de los precios de los combustibles en el primer semestre del año, después de un 2022 excepcional, aunque siguen siendo un negocio rentable.
La británica BP confirmó el martes ese panorama, al anunciar que sus beneficios netos del segundo trimestre totalizaron 1.800 millones de dólares, la quinta parte de su resultado en el mismo periodo del año pasado.
La estadounidense ExxonMobil ya había indicado que sus ganancias netas en ese periodo se habían reducido un 56%, a 7.900 millones de dólares, en tanto que las de su compatriota Chevron cayeron a 6.000 millones de dólares, casi la mitad que en el segundo trimestre de 2022.
También se contrajeron en un 64% interanual los beneficios netos de otra gigante británica, Shell, a 3.100 millones de dólares.
La francesa Total Energies resistió un poco mejor a la tendencia, con una ganancia de 4.100 millones de dólares, una caída de un 28%.
– «Un año excepcional» –
Todas las empresas sufrieron por «las fluctuaciones de los precios del petróleo, el gas y los productos refinados» y de un recorte de los márgenes del proceso de refinado, resumió el martes BP.
En 2022, estos cinco gigantes occidentales de la energía sumaron 151.000 millones de dólares en beneficios, gracias a la recuperación de la demanda después de la pandemia del covid y al efecto de la invasión rusa contra Ucrania que implicó un recorte del suministro de gas ruso a varios mercados en Europa.
El analista Moez Ajmi, de la firma EY señaló que «2022 fue claramente un año excepcional y no la norma».
El contrato europeo de referencia para el gas, el TTF, oscila entre 25 y 55 euros por MWh en los últimos tres meses. En marzo de 2022, justo al inicio de la guerra en Ucrania, este indicador subió a los 350 euros.
El barril de petróleo de Brent del mar del Norte cotizó en promedio a 78,1 dólares en el segundo trimestre, lejos de los cerca de 114 dólares marcados en el mismo periodo de 2022.
Pese a que las ganancias bajaron estos gigantes de la energía «siguen siendo muy rentables», destacó el experto de EY.
«La prueba es su política de recompensar a los accionistas y aumentar los dividendos, el aumento de inversiones con respecto al año pasado y la mejora de los ratios de endeudamiento», agregó.
– Precios altos –
Todos indica que estas empresas van a registrar un año «excelente» en 2023, indicó Ajmi, pese a que el nivel de los precios no sean los del año pasado.
«Los precios del petróleo van a ser altos, por encima de los 80 dólares, ya que las perspectivas de la economía parecen mejores», estimó Adi Imsirovic, director de la consultora Surrey Clean Energy.
Este nivel de precios también está impulsado por las decisiones de Rusia y Arabia Saudita de recortar la oferta de crudo que llega a los mercados internacionales.
El mercado del gas «se estabilizó un poco», ya que los inventarios europeos están llenos tras un invierno boreal que no fue muy duro, señaló Imsirovic.
El gas, en particular el gas natural licuado (GNL) que llega a Europa por barco, va a seguir siendo una prioridad en el sector, que presenta este hidrocarburo como una energía de transición, que produce menos emisiones de carbono, pese a la oposición de organizaciones ambientalistas.
En contraste con los esfuerzos para frenar el calentamiento global a 1,5°C con respecto a la era preindustrial, que fue el objetivo del Acuerdo de París sobre el clima, el gobierno británico prometió el lunes «cientos» de nuevas licencia de exploración y de explotación de hidrocarburos en el mar del Norte, lo que generó indignación entre los defensores del medio ambiente.
La distribución de estas autorizaciones «no va a hacer nada para mejorar nuestra seguridad energética», lo único que va a hacer es «permitir que empresas como BP y Shell ganen aún más dinero para sus accionistas», lamentó Charlie Kronick, consejero de Greenpeace en el Reino Unido.
Shell y BP anunciaron este año una revisión a la baja de algunos de sus objetivos de transición energética.
Fuente: La Nación