Lo bueno y lo malo de Vaca Muerta en el 2019: de la salida al exterior al freno
El año había arrancado a toda marcha, con nuevos desarrollos masivos para Vaca Muerta. Pero desde agosto, las medidas económicas provocaron un freno en las inversiones y dudas sobre el futuro.
A inicios de año, el primer impacto en la industria fue la reinterpretación de la resolución 46 para los proyectos de shale gas. En medio de la crisis, fue un recorte que pidió el Fondo Monetario Internacional al gobierno de Mauricio Macri. Así, ocho áreas que iban a entrar en el plan, un estímulo a la producción con un precio diferencial hasta el 2021, no lograron hacerlo. Y Nación se metió en una disputa legal al reconocer solo los volúmenes declarados inicialmente por las productoras, que sostuvieron que el cálculo debería considerar la producción que había sobrepasado esa propuesta inicial.
Esto valió, de hecho, una crítica desde la conducción de la empresa Wintershall, en Alemania.
Con todo, lo más complicado estaba por suceder. En agosto, luego de las PASO, el DNU 566 puso un techo al precio interno del Brent y un dólar a la baja para el sector, en un intento por frenar el valor de los combustibles y su traslado a la cadena de precios de los comestibles. El ex ministro de Hacienda Hernán Lacunza anunció un “reperfilamiento” y la imposibilidad de girar dólares, algo que impactó en el nivel de inversiones.
La foto se completó con la baja de 17 equipos de perforación en tres meses.
Sin embargo, los pozos seguían ofreciendo algunos de los mejores rendimientos del segmento shale en el mundo y logrando curvas de productividad que nunca se habían alcanzado. Sumaron ramas laterales cada vez más extensas y más etapas de fractura, algo que en parte modera la baja de la actividad, si bien se cree que en el primer trimestre del año podría verse el impacto del menor ritmo de inversiones, pese a que hoy Neuquén tiene algunos de los mejores rendimientos de los últimos diez años.
Fue un año donde también se comenzó a afianzar la necesidad de buscar nuevos mercados. Las exportaciones de baja escala hacia Chile siguieron en marcha, el GNL fue una realidad con exportaciones procesadas en la barcaza Tango en Bahía Blanca, y hubo una amplia coincidencia sobre que el futuro de Vaca Muerta pasa por salir lo más rápido posible con gas licuado en una mayor escala.
Otra vez, las condiciones de la macroeconomía imponen otro obstáculo para proyectar una planta de licuefacción que demandaría unos 5000 millones de dólares.
Fuente: LMNeuquen.