Los autos eléctricos de Ford: del modelo T al Mustang Mach-E
Detrás del nuevo SUV presentado en noviembre de 2019, hay un largo camino detrás en el desarrollo de vehículos eléctricos por parte de la marca del óvalo.
El nuevo Mustang Mach-E es parte de una rica historia de vehículos eléctricos que la marca del óvalo desarrolló durante gran parte de su existencia. Henry Ford, fundador de la compañía, trabajó en al menos dos unidades experimentales alrededor de 1913 con su amigo e inventor Thomas Alva Edison, que buscaba crear un tipo mejorado de batería. Ford anunció en ese momento que ambos estaban trabajando en un auto eléctrico de bajo costo, un prototipo con partes del modelo T, que nunca llegó a producirse.
El éxito del modelo T impulsado por nafta y más económico, dificultó el avance de los vehículos eléctricos en ese momento. Las condiciones mejoradas de los caminos, el petróleo barato y la tecnología limitada de las baterías también ayudaron a dejarlos fuera de competencia en las décadas siguientes. Pero a fines de los ’60, la escasez de petróleo y las preocupaciones ambientales renovaron el interés en estos autos.
En 1967, los investigadores de la compañía norteamericana desarrollaron el Commute, un prototipo experimental completamente eléctrico de poco más de 2 metros de largo. El automóvil urbano, que nunca llegó a producirse en serie, estaba alimentado por cuatro baterías de plomo-ácido, tenía un alcance de 64 kilómetros con carga completa y una velocidad máxima de apenas 40 km/h.
Años más tarde, más precisamente en 1979, el programa de investigación y desarrollo de automóviles eléctricos de Ford creó un Fiesta experimental con batería de níquel-zinc. Este modelo, del cual se fabricaron cuatro prototipos construidos por la marca, alcanzaba una velocidad cercana a los 100 km/h y una autonomía de 160 km.
A finales de la década de 1980, la automotriz desarrolló otro vehículo eléctrico de investigación en asociación con el Departamento de Energía de los Estados Unidos. El ETX-II, un Ford Aerostar totalmente eléctrico, lograba una velocidad máxima de 100 km/h y un alcance de 160 km. Funcionaba con una batería de plomo-ácido, que luego fue reemplazada por una batería de sodio y azufre
Otro gran paso se dio en 1991 con el concept Connecta. Contaba con una batería de sodio y azufre que podría recargarse en un enchufe doméstico estándar o en un tomacorriente especial de 220v.
Fuente: Parabrisas