Los estacioneros están preocupados debido a la brecha negativa de los combustibles respecto de los países limítrofes
En el país cuestan un 50 por ciento menos que Brasil o Uruguay, lo que atenta contra el punto de equilibrio de los negocios ubicados en zonas fronterizas.
La devaluación de la moneda nacional, sumado a la regulación del Estado en surtidores y la suba de los últimos tiempos a nivel internacional de los hidrocarburos en el marco de la guerra de Ucrania, dejaron al rubro de comercialización minorista de combustibles con un escaso margen de rentabilidad.
Pedro Llorvandi, secretario de la CEPASE afirma que: “por ejemplo, en Brasil, el litro de gasoil se vende a un equivalente de 430 pesos; mientras que la nafta alcanza 356”. En ese sentido, el dirigente recordó que el promedio del diesel premium a nivel local ronda los $240 y la nafta súper, los $165.
En Uruguay también hay diferencia ya que el litro de nafta súper equivale a 324 pesos argentinos y la de mayor octanaje, se vende a 334. En el caso del gasoil más económico, el precio que debe pagar un argentino es de 256, mientras que el premium sale 266.
De ahí que Llorvandi calcula que las Estaciones de Servicio por lo menos requieren de una recuperación del valor de las pizarras de un 40 por ciento, para poder estar a la altura de las exigencias de la economía de Latinoamérica.
“El nivel de distorsión que está atravesando el rubro estacionero argentino, terminará finalmente afectando el capital operativo de los establecimientos, porque los costos se actualizan a valor dólar y el operador vende su producto en pesos, con el agravante de no poder aumentar libremente para estabilizar su balanza cotidiana”, afirmó.
Además, adelantó que “con este desfasaje de precios finales al consumidor, en poco tiempo, se producirá irremediablemente una crisis de la producción de las compañías petroleras, lo que llevará inevitablemente a un desabastecimiento en las Estaciones de Servicio”.
En un contexto donde el tipo de cambio dólar se dispara diariamente dejando al peso cada vez más retrasado para enfrentar los costos fijos y el Estado trata de intervenir en la libre competencia de la actividad, solamente se generan inconvenientes que afectan constantemente al rubro y a los consumidores dijo el analista.
“Nunca será efectiva una política intervencionista”, aseguró para finalizar Llorvandi.