Minería: El auge de los minerales críticos y sus nuevos proveedores

La demanda de litio, cobre, níquel, cobalto y tierras raras, entre otros, representa una oportunidad para el país.
Electromovilidad, energías renovables, inteligencia artificial, centros de datos, smartphones, satélites, drones -y también armamento-: las industrias estratégicas del siglo XXI requieren cantidades sin precedentes de litio, cobre, níquel, cobalto y tierras raras, entre otros “minerales críticos”.
Para estos minerales, las proyecciones de demanda industrial contrastan con la evolución esperada de la oferta a mediano y largo plazo: según la Agencia Internacional de Energía, para 2035 la producción proyectada de litio y cobre solo cubrirá el 50% y el 70% de la demanda, respectivamente. Sin embargo, la calificación de “crítico” no se debe solo a su escasez, sino también a la combinación entre su importancia estratégica y la vulnerabilidad de su suministro ante los crecientes riesgos del escenario geopolítico actual.
Originalmente estructuradas bajo criterios de eficiencia económica, las cadenas de valor de estos minerales presentan altos niveles de concentración: el 60% de la producción de tierras raras, el 60% de la producción total de minerales críticos y el 80% del procesamiento global tiene lugar en China.
Dada su configuración actual, las cadenas de valor de estos minerales son susceptibles a disrupciones o manipulaciones con graves consecuencias para quienes dependen de ellas. Ejemplos recientes incluyen la pandemia, los ataques hutíes a cargueros en el Mar Rojo, el conflicto en el Este del Congo y las restricciones chinas a la exportación de galio, germanio, antimonio y – hace pocos días – tierras raras en su disputa comercial y tecnológica con Estados Unidos. Como quedó en evidencia en las últimas horas, la instrumentalización geoeconómica de los minerales críticos altera el normal funcionamiento del sistema de precios y pone en riesgo su provisión a largo plazo.
En este contexto, la búsqueda activa de nuevos proveedores comprometidos a garantizar su suministro es una prioridad para todas las potencias industriales, incluyendo las grandes emergentes como la India, lo que ha dado lugar a una carrera geopolítica que incentiva una mayor disposición para compartir beneficios con los países que los poseen.
Argentina: Un gigante que despierta
Argentina emerge frente a este escenario como un actor estratégico gracias a sus vastas reservas minerales, especialmente de litio y cobre, ubicándose en el segundo y décimo lugar mundial, respectivamente. A diferencia de sus vecinos con geología similar, el desarrollo de la industria minera en el país es relativamente reciente y con un alto porcentaje de su territorio aún inexplorado en particular para minerales como las tierras raras, un grupo de 17 elementos esenciales para las energías renovables, la computación avanzada y la industria de defensa.
A pesar de contar con recursos significativos, factores como la inestabilidad macroeconómica, el exceso regulatorio, la presión fiscal, y el déficit de infraestructura han limitado el desarrollo nacional de esta industria clave. Sin embargo, las proyecciones de demanda internacional, combinada con un régimen minero abierto y ventajas geográficas, costo competitivo y la sustentabilidad en procesos de extracción, colocan al país en el mapa minero global. Esto se refleja en el aumento de los presupuestos de exploración, que se cuadruplicaron en la última década.
Complementariamente, a los activos y capacidades argentinas, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) introduce una serie de beneficios destinados a reducir costos y garantizar estabilidad para las inversiones mineras, iniciativa que ya muestra un impacto concreto: 5.000 millones de dólares en solicitudes de adhesión al RIGI para al menos 5 proyectos mineros. La minería y una asociación en clave de crecimiento
Escribo estas líneas como representante argentino, durante las jornadas en las que se desarrolla la Expo BAUMA en Múnich -cita obligada para actores internacionales de la tecnología minera- en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas que impulsan la reconfiguración de las cadenas de valor minerales.
Para Argentina, capitalizar su potencial exige una articulación eficaz junto a socios internacionales que permitan viabilizar las multimillonarias inversiones de largo plazo necesarias para desarrollar los proyectos en cartera e incorporar valor a la minería extractiva, como demuestran la reciente inauguración de las plantas de hidróxido de litio por parte de POSCO (Corea del Sur) o de Eramine (Francia).
En el caso particular de Alemania, hablamos de una relación económica con más de 160 años de historia -Siemens lleva adelante en 1857 la primera red telegráfica en nuestro país- y que se extiende hoy a sectores como nuestra industria automotriz, agrícola, logística, energética, química, farmacéutica y de seguros para sumar un stock de inversión extranjera directa que asciende a 4.594 millones de dólares y continuará creciente al ritmo de anuncios de inversión como el de Volkswagen por U$D 580 millones hace pocos días.
Si bien esto demuestra que los vínculos económicos de Argentina con la tercera economía mundial son muy sólidos, es cierto que aún tienen amplio margen para crecer y diversificarse con negocios de nueva generación que exceden por mucho una canasta exportadora que representa aún hoy una oferta mayormente primarizada ligada a patrones del siglo pasado.
En este contexto, sectores con una demanda internacional creciente en los que Argentina es competitiva, como la minería, la energía y los servicios basados en el conocimiento, representan una oportunidad clave para incrementar el volumen de negocios y potenciar nuevas exportaciones argentinas en el mercado europeo, y particularmente en Alemania.
En un mundo donde la paz y el libre comercio —pilares de su éxito industrial en décadas recientes— están en retroceso, Alemania también se ve en la necesidad de diversificar proveedores. Para ello, ha implementado instrumentos como garantías de crédito e inversión y un fondo de minerales críticos. Sin embargo, para generar una dinámica inversora efectiva más allá de la coyuntura es indispensable articular de manera más sofisticada la relación entre las jurisdicciones mineras, las compañías internacionales y la demanda industrial.
En este contexto, bajo el paraguas de iniciativas como el Mineral Security Partnership y el MoU de Minerales Críticos UE-Argentina, y a partir de las reformas estructurales orientadas a mejorar el entorno de inversión, asumimos como prioridad estratégica la visibilización de los activos nacionales y el desarrollo de sinergias que impulsen la inversión.
Por eso celebramos que en la presente edición de BAUMA, el proyecto de cobre Los Azules en San Juan diga “presente” y utilice dicha plataforma para la búsqueda de nuevos socios financieros y tecnológicos para impulsar sus negocios en Argentina luego de recibidas delegaciones de firmas japonesas Komatsu, Hitachi e Itochu en la provincia. Por su parte, también la Asociación Alemana de Maquinaria Minera (VDMA) pone su foco en la participación en exposiciones mineras en nuestro país.
Estos hitos del sector privado siguen la senda abierta por la presencia de la Secretaría de Minería de la Nación en la Conferencia de Minerales Críticos de la Unión de Industrias Alemanas, las misiones durante el 2024 de las Provincias del Cobre y del Litio a Berlín y Hamburgo, y los instrumentos bilaterales suscriptos entre los servicios geológicos de Alemania y Argentina en materia de exploración en noviembre del año pasado, lo cual dan continuidad a nuestra tarea de visibilización y establecimiento de contactos de negocios.
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Fuente: La Nación