Montamat: «Los congelamientos tienen como contracara un alto déficit de la balanza comercial energética»
El ex Secretario de Energía y ex Presidente de YPF, señaló que desde 2004 totalizaron la cifra de 166.672 millones de dólares. Precios y tarifas, dos asignaturas pendientes.
Los subsidios económicos a la energía aún no tenían impacto presupuestario a partir de 2003. Ya en 2004 se hizo evidente que no existía ni un fondo anticlimático ni una revisión de los precios relativos de la energía (los superávit gemelos iban licuándose a medida que aumentaba el gasto público). Según Daniel Montamat, exsecretario de energía y presidente de YPF, estos subsidios aumentaron a US$20.829 millones en 2014 bajo el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, o 3,7% del PBI.
«La administración Macri inició el traumático proceso de recomponer precios y tarifas de la energía y en el 2019 los subsidios bajaron a U$S 4931 millones (1,11% PBI). Pero volvieron los congelamientos y los subsidios en la Administración de Alberto Fernández alcanzando en el 2022 los U$S 13.004 millones (2.08% PBI). En todos estos años, partiendo del 2004, los subsidios a la energía totalizaron la extravagante cifra de U$S 166.672 millones (el 92% subsidios corrientes al consumo)», aseguró.
intervención en precios y tarifas
Según Montamat, la intervención en precios y tarifas obedece a tres objetivos fundamentales: ancla antiinflacionaria, redistribución del ingreso y reacción del consumidor «En el corto plazo, el congelamiento puede generar alguna contención de precios (inflación reprimida) y algún efecto redistributivo y reactivador, pero en el mediano y largo plazo las consecuencias del festival populista son nefastas», dijo.
«Las intervenciones en los precios y en las tarifas de los servicios públicos (a semejanza de lo que sucede con el retraso cambiario) empiezan camuflando el diagnóstico y el debate sobre las causas macroeconómicas de la inflación, y derivan en subsidios generalizados que benefician más a los ricos que a los pobres. Por su parte, los efectos reactivadores en el agregado se esterilizan por caída de inversión y aumento de la inflación (los subsidios se financian con impuestos, con deuda o, finalmente, con emisión inflacionaria)», expresó.
«Como las señales de precios alientan la demanda y desalientan la producción local, los congelamientos tienen como contracara crecientes déficit de la balanza comercial energética con impacto en las cuentas externas», agregó.
«La Argentina había alcanzado el autoabastecimiento energético (balanza sectorial equilibrada) en 1989. Durante la década del 90 tuvo superávit energético que se prolongó en la primera década del nuevo siglo gracias a los precios excepcionales del crudo en el mundo, de los cuales también estuvimos divorciados. Pero en el 2006 teníamos un superávit de 6.081 millones de dólares, que fue bajando hasta transformarse en déficit en el 2011, déficit que trepó a los 6.902 millones en el 2013. De nuevo, la administración pasada logró revertir la tendencia dejando una balanza casi equilibrada. En el 2022, con la reincidencia en políticas fallidas, las cuentas externas del sector acusaron un rojo de 4.471 millones de dólares», mencionó finalmente para cerrar.