Neuquén, camino a repetir el destino de Alberta
Alberta perdió la oportunidad de acuñar una provincia de millonarios petroleros. Noruega es el contraste y Neuquén se hunde en la mediocridad política.
Mientras los políticos ignoran lo aprendido en la historia, la sociedad es castigada con mayores impuestos al mejor estilo medieval. La mediocridad de la burocracia estatal se centra en acciones cortoplacista disfrazadas de retóricas de proyectos de largo plazo.
Un ejemplo paradigmático es Noruega. Un país rico en petróleo que convirtió a sus ciudadanos en teóricos millonarios. En el 2014 el fondo soberano cruzó la barrera del billón de dólares, y seis años después solo destinó el 4,2% del valor para sostener su economía en la peor crisis energética de la historia mundial.
El contraste de Noruega es el estado de Alberta, un estado que supo encontrar petróleo medio siglo antes que el país escandinavo. La provincia canadiense que Neuquén supo mirar como modelo del desarrollo.
Alberta instituyó el fondo petrolero en 1976 con el objetivo de ahorrar parte de los ingresos provenientes del gas y petróleo para enfrentar escenarios complejos como el actual.
Como un calco de la conducta de los políticos argentinos, los sucesivos gobiernos del estado de Alberta no han podido ahorrar “lo suficiente”. De un fondo que potencialmente podría haber tenido U$D 433 mil millones para enfrentar la crisis, solo llegaron a “juntar” U$D 12,3 mil millones.
El Heritage Fund, como se conoce oficialmente al fondo petrolero canadiense, recibió inicialmente el 30 por ciento de los ingresos por recursos no renovables de la provincia. La finalidad era destinar dichos recursos para “beneficiar a las generaciones futuras”.
Como toda administración gubernamental que necesita de fondos para llevar adelante sus proyectos con dinero ajeno, los distintos funcionarios gubernamentales “reinterpretaron” las normas y obligaciones, generando los artilugios legales para aportar los recursos en forma esporádica y sólo en los mejores tiempos. Esta conducta le valió enfrentar la profunda crisis sin fondos.
Frente a este modelo se ubica el fondo noruego. No solo incrementó a U$D 1,12 billones sino redujo en estos últimos años el 3% de los recursos asignados al fondo. Para lograr este resultado, el país escandinavo acumuló año tras año el capital. Hoy el patrimonio total del fondo es un tercio de los ingresos provenientes del petróleo.
Como en la mayoría de los países, el impacto que provocó el Covid-19 en la demanda mundial de petróleo obligó a los productores a cerrar sus pozos. Durante este semestre Alberta sintió la baja de 1,5 millones de barriles de petróleo que provocó un caos en la economía local.
A este escenario se suma el éxodo en masa de compañías extranjeras que abandonan las perforaciones de petróleo. En este periodo se registró más de U$D 40 mil millones de desinversiones de las compañías extranjeras.
ConoPhillips, Statoil, ExxonMobil, Total y la Royal Dutch Shell se han retirado de los campos petroleros de Alberta debido a los altos costos operativos y los bajos beneficios que le otorga el estado.
Algo similar está pasando en Neuquén. Hasta la fecha, ni el gobierno provincial estima implementar beneficios ni las empresas petroleras comentaron sus proyectos para el año 2021. Un silencio que enciende la luz de alerta en la economía local.
Por otro lado, en la Legislatura Provincial se comenzó a tratar luego de años de bonanza petrolera la creación de un fondo anticíclico. Si bien cada uno de los proyectos enuncia el concepto filantrópico de constituir un fondo para “beneficiar las generaciones futuras y poder utilizarlo en escenarios de crisis”; la diferencia entre ellos radica en el modelo de implementación y administración de los recursos.
Con algunas diferencias, todos los proyectos dejan en manos de los funcionarios de gobierno o de los entes creados para su administración, la posibilidad de utilizar los fondos para proyectos de inversión, obras de estructuras básicas y actividades productivas. Ninguno plantea la cláusula de no utilizar los fondos por 10 o 15 años, y que los legisladores que se encuentren en ese período puedan decidir qué destino dar a los fondos. La mediocridad de una burocracia estatal que conduce inexorablemente a predecir que Neuquén, va camino a repetir el destino de Alberta.
Fuente: Mejor Informado.