Neuquén y las causas de la brusca caída de sus exportaciones
La Provincia llegó a colocar en el exterior cerca de 1.300 millones de dólares. Por malas políticas, hoy apenas está exportando alrededor de 100 millones.
La gráfica genera cierto grado de frustración e impotencia. Es como si tres personas estuviesen corriendo una maratón y dos de ellas (Neuquén y Mendoza, en este caso) lideran cabeza a cabeza la mayor parte del recorrido. Pero de golpe, como de la nada, el primero de los participantes comienza a perder terreno y queda relegado, muy atrás del resto de los participantes. ¿Qué fue lo que pasó? Esto mismo nos preguntamos con las exportaciones neuquinas cuando se las compara con otras dos provincias que presentan características similares.
El nivel de exportaciones marca, entre otros puntos, la fortaleza comercial de un país o una región. Cuanto mayor sea participación del comercio externo dentro de su producto interno (PBI) mayores posibilidades de desarrollo existirán.
La evolución de las exportaciones de una provincia muestra en definitiva el poder de gestión de sus gobernadores para incentivar estructuras productivas e industriales sostenibles en el tiempo, las que permiten generar divisas y crecimientos económicos sostenibles.
Neuquén es un caso emblemático de lo que no se debe hacer en una provincia luego de lograr ubicarse en el podio de las principales exportadoras del país. Datos suministrados por el ministerio de Economía de la Nación dan cuenta de que en el año 2000 la provincia, administrada en ese entonces por Jorge Sobisch, se encontraba entre las seis exportadoras más importantes del país. En 2018, durante la administración de Omar Gutiérrez y último dato que maneja oficialmente Nación, terminó en el puesto 23 superando solo a Formosa que exportó tan solo 67 millones de dólares.
¿Cómo se puede perder tanto en tan poco tiempo? La respuesta no se la puede centrar en una sola causa. Son muchas las variables que hay que analizar, fundamentalmente a partir de la gestión de Jorge Sapag 2007-2015, período clave en la consolidación de esta debacle.
Comparando tres provincias que muestran cierto grado de homogeneidad en su estructura política, económica y social -como es el caso de Neuquén, Río Negro y Mendoza- claramente se observa como la primera de ellas logra posicionarse en un período importante como la principal exportadora y, a partir de 2007, se inicia un deterioro progresivo, que termina lejos, muy lejos, de las otras dos provincias mencionadas en estos días.
Los números oficiales reflejan situaciones increíbles. Una de ellas es la que señala que en el año 2002 el valor de las exportaciones neuquinas eran equivalentes a dos presupuestos. Esa misma relación llevada a 2020 refleja que Neuquén debería estar exportando para este año unos 400.000 millones de pesos, teniendo en cuenta los gastos totales proyectados por la administración Gutiérrez para el período curso. Para tener un punto de referencia de lo que estamos mencionando, el monto equivale a más de 10 veces las exportaciones frutícolas totales del Valle en una temporada.
Pero volvamos al interrogante de párrafos arriba; porque se perdió tanto en tan poco tiempo. Lo primero que hay que decir es que durante décadas aquellos dirigentes que tuvieron la responsabilidad de llevar adelante la gestión provincial violaron en forma sistemática su constitución. Existe un artículo que establece específicamente la obligación de invertir en esquemas productivos e infraestructura con los ingresos obtenidos por regalías. Pero nadie lo toma en cuenta. El relato dentro del partido provincial (MPN) justifica el ilícito ético aduciendo que esos fondos garantizan la redistribución de recursos en los momentos de abundancia, generando un bienestar sobre toda la sociedad. Nada más lejos de la realidad.
La mayor parte de los recursos generados por las regalías fueron a satisfacer las crecientes demandas del gasto público. En los últimos 25 años ingresaron por esta vía a las arcas provinciales, actualizados, más de 17.000 millones de dólares, incluyendo dentro de esta partida pagos extraordinarios y acuerdos de renegociación de áreas. La cifra representa cerca de 8 presupuestos a valores del proyectado a ejecutar en 2020.
La voracidad fiscal ha sido enorme en estos últimos años. No hay antecedente de otra provincia que haya contado con semejantes masa de recursos extraordinarios los cuales fueron destinados, en su gran mayoría, a consolidar el gasto improductivo.
¿Qué hubiese pasado si estos millones terminaban consolidando proyectos de inversión productiva e infraestructura? Con la calidad y cantidad de agua que tiene Neuquén y los cientos de miles de hectáreas con potencial se podrían haber elaborado más de una cadena comercial orientada a la exportación. Otra hoy hubiese sido la Provincia.
Pero faltó la decisión política para poder torcer el rumbo de los acontecimientos. La carencia de ideas y de audacia fueron clave para que esos 17.000 millones de dólares nunca llegaran a proyectos productivos que podían haber sido, en definitiva, los que habrían definido el potencial desarrollo sustentable de la provincia.
Hoy Neuquén vuelve a encontrarse atada a las naturales consecuencias de una monoproducción, teñida además por las idas y vueltas de la política nacional. Las riquezas que generan los hidrocarburos son únicas y extraordinarias; sirven como puente para el desarrollo genuino de una economía. Pero no son sustentables para mantener el gasto público improductivo, como las viene usando Neuquén hace décadas.
Datos clave
- 2,03
- son los presupuestos equivalentes, tomado como gastos totales, que llegó a exportar Neuquén en 2002.
- 4,8%
- del total de las exportaciones argentinas, fueron neuquinas durante 2000.
Los argumentos de la Provincia
“Las exportaciones se desplomaron producto de las malas políticas económicas aplicadas a nivel nacional”, confió un importante funcionario del gobernador Gutiérrez, que prefirió mantenerse en el anonimato.
Las estadísticas oficiales muestran claramente que durante el período las presidencias de la familia Kirchner (2003-2015) se produjo en el país un fuerte proceso de desinversión en la industria hidrocarburífera que termino afectando a todo el sistema. Este esquema se hizo sentir también sobre las exportaciones neuquinas ya que el 90% de ellas estaban atadas a productos ligados al gas y el petróleo.
Pero independientemente de esta caída en el comercio externo, las regalías que llegaron a las arcas neuquinas siguieron alimentando el creciente gasto provincial.
Hay que destacar que el último sistema productivo ejecutado en la provincia fue durante la gestión de Jorge Sobisch (1999-2007), con el desarrollo de un polo vitivinícola en la región de San Patricio del Chañar. El proyecto comenzó a ejecutarse en los primeros años del nuevo siglo. Pero muchos de los créditos entregados para esas obras estuvieron salpicados por la corrupción.
“Estamos muy esperanzados que con la producción de Vaca Muerta la provincia vuelva a crecer en exportaciones. Esto también le conviene al gobierno nacional ya que es una fuente alternativa de dólares genuinos que hoy solo genera en cantidades el campo”, aseguró la fuente.
Consideró como un déficit la poca diversificación económica con la que cuenta la provincia. “Debemos ver la forma de ampliar nuestra matriz productiva; estamos de acuerdo con eso. El problema es que no están dadas las condiciones macroeconómicas para ello”, volvió a justificarse el funcionario.
Fuente: Río Negro.