Petroleras en bancarrota, un fenómeno que podría empeorar el calentamiento global
La crisis desatada por la pandemia provoca que cada vez más empresas abandonen sus pozos, algunos de los cuales no quedan sellados adecuadamente.
El día en que MDC Energy, un productor petrolero texano, se declaró en bancarrota hace ocho meses, un tanque en uno de sus pozos filtraba furiosamente metano, un gas de efecto invernadero. Todavía a principios de julio, seguía escupiendo gases peligrosos e invisibles.
Sin embargo, en los meses previos a declararse en bancarrota, la compañía pagó a su director ejecutivo 8.5 millones de dólares en comisiones por consultoría, alegó en un tribunal su prestamista principal, el banco de inversión francés Natixis.
Las compañías de petróleo y gas en Estados Unidos se precipitan a la bancarrota a un ritmo que no se ha visto en años, abatidas por una guerra de precios global y una pandemia que ha reducido la demanda. Ahora, hay un desastre ambiental en potencia: pozos que quedarán abandonados o desatendidos, incluso mientras siguen filtrando contaminantes que calientan el planeta.
Aun así, al tiempo que estos negocios se colapsan, millones de dólares han circulado hacia los ejecutivos. Whiting Petroleum, un importante perforador de shale en Dakota del Norte que buscó protección por bancarrota en abril, aprobó casi 15 millones de dólares en bonos en efectivo 6 días antes de declararse en quiebra. Chesapeake Energy, una pionera del shale, se declaró en bancarrota en junio, apenas semanas después de pagar 25 millones de dólares en bonos.
Casi 250 compañías de petróleo y gas podrían solicitar protección por bancarrota para fines del año próximo, de acuerdo con Rystad Energy, una compañía de analítica.
Cálculos preliminares este año realizados por investigadores que analizan los inmensos yacimientos petroleros de Texas y Nuevo México sugieren un aumento sustancial en las concentraciones de metano en marzo y abril del 2020 en comparación con un año antes, dijo Claus Zehner, de la Agencia Espacial Europea.
“Nuestra explicación es que debido a una menor demanda de gas, y a que las compañías incluso caen en la quiebra, hay menos mantenimiento”, dijo Zehner.
Extraction Oil & Gas, de Denver, pagó a 18 ejecutivos y empleados clave 6,7 millones de dólares en total por “acuerdos de retención” en junio. Tres días después, solicitó protección por bancarrota.
Patricia Garcia Nelson, cuyo hijo de 7 años va a una escuela a unos 200 metros de uno de los sitios de perforación de la compañía en Greeley, Colorado, teme que el sitio sea ahora abandonado.
“¿Vamos a ser responsables por el desastre que dejan atrás estas compañías?”, preguntó.
Extraction Oil & Gas ha dicho que ofreció bonos tras determinar que su remuneración anterior era “ineficaz para motivar e incentivar” a empleados clave. El sitio en Colorado fue equipado con “equipo para monitoreo del aire y parte de la mejor tecnología disponible”, y la compañía tenía las reservas financieras debidas para cumplir con sus obligaciones ambientales, afirmó Brian Cain, un vocero.
Por todo EE.UU. ya se estaban abandonando pozos. Dakota del Norte, en el corazón de la región de las perforaciones, ha pasado de cero a 336 así llamados pozos “huérfanos” abandonados en cuestión de meses.
En una audiencia reciente, Sara Kendall, de Western Organization of Resource Councils, una red de activistas, dijo que sin medidas, el país “puede anticipar enfrentar una crisis de pozos huérfanos con miles de millones de dólares de responsabilidad para el contribuyente, con miles de estadounidenses obligados a vivir con pozos huérfanos con fugas”.
Fuente: Clarín.