Proponen incentivos fiscales transitorios para reactivar la actividad económica y el consumo
Economistas aseguran que las medidas que se tomen deben ser temporales y aplicarse según las necesidades que se manifiesten en cada sector
En tiempos de estrés en las cuentas públicas y de emergencia económica, la norma en la Argentina es subir los impuestos de manera transitoria o, al menos, no bajarlos demasiado.
Muchos de esos tributos luego permanecen en el tiempo. ¿Qué pasaría si, también en un régimen temporal, en vez de subir, se redujeran las alícuotas de los gravámenes, al menos para ciertas actividades? Para los economistas especializados en materia tributaria, medidas de este tipo en sectores estratégicos podrían traducirse en más empleo, más actividad y más dólares genuinos.
«¿Y si esta vez bajamos los impuestos?», se pregunta, de entrada, un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal ( Iaraf). Parte de una medición propia de carga tributaria: en 2019 será del 49% del ingreso total de un asalariado, un punto porcentual por debajo de la de 2018 e igual a la de 2011. «Esto genera altos incentivos a evadir y, por esa vía, a una creciente competencia desleal entre quien paga todo lo que corresponde y quien no paga todo», asegura el autor del informe, el economista Nadin Argañaraz.
Argañaraz aclaró qué actividades o gravámenes deberían mirarse con atención si se quiere bajar la carga tributaria y, eventualmente, generar una mayor base imponible -e incorporar a la que está oculta por cuestiones de evasión-. Por ejemplo, menciona que las personas que compran obligaciones negociables (ON) de compañías pagan Bienes Personales, algo que debería reverse si se quisieran mejorar las condiciones de financiamiento a las compañías, según La Nación.
«Vaca Muerta y las obras de infraestructura también son sectores que se podrían potenciar con incentivos fiscales transitorios. La idea es generar inversiones, mano de obra, actividad y dólares. Si bien hay sectores que no van a cambiar el flujo de inversión por una modificación tributaria, sí es un complemento adicional que da impulso y es una señal clara de estabilidad en la política económica», detalla el economista.
Cuánto duren esos incentivos dependerá de cómo son los ciclos de recupero de la inversión en cada actividad, señala. «Pero no podemos dar un incentivo por un año como ya ha sucedido en otras oportunidades», advierte Argañaraz.
Por su parte, Marcelo Capello, del Ieral (instituto de estudios de la Fundación Mediterránea), propone bajas temporales en las alícuotas de los tributos a la compra de bienes durables, como las propiedades, los autos y los electrodomésticos.
«Algo similar aplicó Brasil para la compra de automóviles durante la crisis económica reciente y le dio resultado. Cuando un país está en recesión, este tipo de compras son las principales decisiones que se retraen, y la reducción transitoria de impuestos puede ayudar a adelantarlas», subraya.
También apunta a los combustibles como otro bien que podría estar sujeto a una baja temporal de gravámenes.
«Me parecería bien, como ya se ha escuchado, bajar impuestos cuando suben el dólar y el precio internacional del petróleo, es decir, generar un esquema de impuestos móviles para que se mantengan los incentivos para la producción en la Argentina sin que el consumidor local tenga que pagar un precio muy alto», resalta.
¿Por qué hay reticencias a concretar un plan que contemple este tipo de beneficios impositivos? «Porque cuando se inicia una baja de gravámenes, en el corto plazo hay una caída de recursos, y en la Argentina siempre prima no poner en riesgo la recaudación», opina Argañaraz.
El economista del Iaraf estima que una tercera parte de la recaudación se pierde por la evasión. «Esto es un problema importante en la Argentina y, dada esta situación, si en esta etapa política nueva volvemos a subir impuestos, seguiríamos repitiendo el esquema de todos estos años en los que se recauda un poquito más, pero a la vez se potencia mucho la competencia desleal», concluye.
Fuente: I Profesional.