Qué agua se usa para hacer fracking en Mendoza
Actualmente se restringe el uso de agua dulce para hacer la fractura en Vaca Muerta. Pero antes de la nueva reglamentación, sí se podía emplear. Cómo es el proceso.
El plan del Gobierno para explotar el petróleo de Vaca Muerta a través del fracking comenzó con una prueba piloto en el área Puesto Rojas, en Malargüe, en un proceso que se mantuvo en reserva hasta último momento. Luego de las pruebas y de analizar los resultados, el Gobierno y el Departamento General de Irrigación reglamentaron cómo debía hacerse fracking en Mendoza. Por eso la prueba piloto realizada por la empresa El Trébol fue el «conejillo de Indias», donde emplearon insumos que ahora están restringidos.
Uno de esos insumos clave es el agua: en 2017 y 2018 para hacer fractura hidráulica sí se usó «agua dulce», es decir con potencial para abastecer otras necesidades. Es lo que ocurrió, por ejemplo, con la resolución 4 del año 2008, donde se le entrega a El Trébol agua para «perforación y fractura». Es decir, para realizar el pozo a más de 2 mil metros de profundidad y también para inyectar agua a alta presión y producir la fractura de la roca madre. Para esa práctica se usaron entre 1500 y 3500 metros cúbicos por cada pozo.
Irrigación autorizó ese uso de agua para 13 pozos petroleros donde se practicó fracking antes de que estuviera reglamentado de manera específica. Ese permiso era para usar hasta 30 litros por segundo de el arroyo El Alamito, en Malargüe. En realidad el uso de agua para la industria petrolera no está ni estuvo prohibida. Pero sí se restringió su uso, pues para hacer la fractura se pide el uso de «agua de formación», es decir la que ya está impactada con petróleo y se recicla en el mismo circuito. Desde Irrigación aseguran que el volumen usado no es significativo.
Palabras
El superintendente general de Irrigación, Sergio Marinelli, dijo la semana pasada que no habían otorgado derechos de agua para el fracking. En realidad sí lo hicieron, pero antes de que se decretara la restricción de uso.
Hay dos normas que regulan el tema. Por un lado el Decreto 248 que complementa la ley de ambiente 5961 agrega exigencias y controles para la realización de la fractura hidráulica y en su artículo 10 especifica que el agua a usar en la fractura en los «yacimientos en producción» deberá provenir «preferentemente» de agua de formación. Esto es, agua ya empleada en la industria petrolera, en el mismo yacimiento. Es decir, hay una restricción, pero no una prohibición.
Irrigación, por su parte, tiene la resolución 249 que también reglamenta de manera específica el acceso y uso de agua para el fracking. menciona que «solo podrá usarse agua de formación como agua de fractura». Sin embargo deja abierta la posibilidad de usar agua dulce. «En los casos de que el permisionario, concesionario u operador no disponga del volumen suficiente para realizar las tareas de estimulación hidráulica, deberá demostrar acabadamente ante el DGI la no disponibilidad de agua de formación». Y sugiere como alternativa, recibir agua de formación de otro yacimiento. Es decir trasladar agua «sucia» de un lugar a otro.
En el medio, la Suprema Corte abrió para aportar pruebas la causa para analizar la constitucionalidad de la reglamentación del fracking en Mendoza. Y la explotación del área Puesto Rojas está en el foco de ese análisis porque es el único emprendimiento que se sostiene en el tiempo.
El fracking no es una actividad prohibida en Mendoza. La tensión sí se genera por la forma de autorizar los proyectos y el acceso al agua.
Para qué
El fracking es una técnica que se usa para «romper» la roca madre donde hay petróleo contenido pero no se puede extraer. Consiste en inyectar agua, arena y químicos a alta presión para quebrar la roca (vaca muerta es la más famosa) y liberar así los hidrocarburos contenidos.
Aunque preferentemente las petroleras no deben usar agua dulce para hacer la fractura, para inyectar ese líquido a presión y romper la roca para extraer el petróleo, sí pueden usarla para perforar los pozos. Es decir, Irrigación otorga permisos de uso de agua para perforar los pozos (hasta unos 2 mil metros), práctica donde no se usan químicos. Pero esa autorización no se puede usar para el fracking en sí. Para perforar cada pozo se autorizan unos 5 mil metros cúbicos de agua.
Desde Irrigación aseguran que hasta ahora no hubo ningún hecho de contaminación producido por el fracking. «Hay un control específico. Hay nueve freatímetros instalados y cinco puntos de control superficiales que marcan si hay alteraciones en la calidad del agua. No hubo hasta ahora ningún hecho», aseguró Mario Luraschi, director de Calidad y Policía del Agua de Irrigación.
Desde Ambiente aseguran que donde se hace fracking son «instalaciones secas», para menguar los impactos en caso de que haya algún incidente.
Fuente: MSZ.