¿Qué relación tienen la Guerra en Ucrania y el GNL con Vaca Muerta?
El gas y el petróleo juegan un rol clave en este conflicto. Eso se sabe desde el 24 de febrero cuando cayó la primera bomba y en cada conflicto bélico también. La guerra y la industria energética tienen una larga historia y la ofensiva de Rusia en Ucrania, es un capítulo más. ¿Cómo afecta a Vaca Muerta esta situación?
Ucrania es un país con características similares a las de Argentina, con una economía basada principalmente en el agro y la minería, particularmente rico en trigo, girasol y papa, además de hierro, aluminio y uranio. Está ubicada en un lugar estratégico en la costa del mar negro.
En 2013 el acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea incomodó bastante a Rusia, a tal punto que el entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich suspendió la firma del acuerdo, con una medida excepcional que sería similar a un DNU; lo que dio lugar a protestas de masas conocido como euromaidán, que signficó la caída del Gobierno de Yanukóvich. Grupos armados de Rusia anexaron la península Crimea al sur de Ucrania, donde está la principal base de Kiev, previo a esta ofensiva Rusia pagaba un alto precio por tener derecho de paso. Con esta anexión Rusia conquista una posición estratégica.
Desde la caída de la Unión Soviética a esta parte Rusia pudo ocupar el lugar que ocupa por sus recursos energéticos. Hay una importante interdependencia entre este país y la Unión Europea, porque desde los últimos 30 años el gas ruso comenzó a ser vital para la matriz energética de países como Alemania, y en menor medida España, Gran Bretaña y también para países de Europa oriental como Polonia, Estonia, Letonia y Ucrania.
Muchos analistas señalan que, si bien Rusia desde la caída del muro no recuperó su poderío económico, si ocupa un lugar central por sus recursos energéticos. El 45% del gas que consume la Unión Europea proviene de Rusia y en caso de Alemania, le compra a Rusia más del 50% del gas que consume. Esto fue en aumento desde que Alemania decide suspender su plan nuclear en el 2011, mientras apostaba a las renovables pero la burguesía alemana tenía un límite, que es similar salvando las distancias al gasoducto del Kirchnerismo en Vaca Muerta, porque se trata de un límite de infraestructura clave, toda su matriz productiva depende mayoritariamente del gas y del carbón.
El gasoducto que construyó Rusia con Alemania es una clave para entender esta situación. La mayoría del gas que llega a Europa pasa por Ucrania. Rusia mantiene el poder de cobrar a cada país que pasa su gas, teniendo la capacidad de frenarlo, lo que le permite monopolizar toda la compra de GNL.
Sucede que ni Alemania ni Inglaterra pueden encarecer el costo de energía para la población, las tarifas en estos países ya son altísimas tanto de gas y electricidad como de combustible. Antes de la guerra el barril de petróleo llegó a los 100 dólares, un valor que no se alcanzaba desde el 2014.
Prestar especial atención a cómo se desarrolla la situación del petróleo y el gas es clave para ayudarnos a pensar los modos que asume la guerra no solo entre Rusia y Ucrania, sino también los conflictos que suceden entre Medio Oriente o entre Estados Unidos y China bajo la óptica de que tienen una interdependencia económica y de recursos energéticos tan grande, que es un freno a que cada cual haga su juego por su propios medios.
Estados Unidos carece de capacidad suficiente para aumentar significativamente en el corto plazo los envíos de Gas Natural Licuado a Europa, en tanto que las terminales de exportación están operando cerca de sus tasas de producción máximas, como informa Freeport LNG. Este dato significa que Europa tendrá que quemar carbón, el combustible fósil más sucio, para reducir su dependencia del gas natural ruso hasta el próximo invierno. “Simplemente no hay suficiente GNL en el mundo”, afirmó un CEO en una entrevista de S&P Global. La construcción de una nueva instalación de gas natural en EE.UU llevaría hasta 5 años y la competencia con Asia en un invierno frío podría limitar aún más el acceso de Europa a los envíos de este material.
Esta situación demuestra que la dependencia económica es mayor en los centros imperialistas. Es decir que las grandes metrópolis dependen más de los países dependientes, que al revés. En este sentido es importante mencionar que Rusia depende centralmente de la manufactura y hay que ver si el bloqueo de EE.UU al gas ruso puede significar un realineamiento que puede hacer que países como Venezuela, por ejemplo, aumenten sus exportaciones y les permita de momento salir del pozo económico en el que se encuentra.
La curva ascendente de reactivación económica que se vió mundialmente por la salida de la pandemia, cuando el petróleo que estaba en un valor de USD 50/ USD 60 inició una curva ascendente y lo mismo pasó con el precio del gas, pero sucedió la variante Ucrania. El problema de este escenario Bélico, con el principal productor de gas del mundo Rusia como principal actor, es que puede afectar esos pronósticos si se continúan disparando los precios del petróleo y el gas.
En los primeros dos días de la invasión, Europa quiso mantener las condiciones de borde del negocio energético, es decir que las sanciones económicas que anunciaron no afectaron a los bancos que financian a las petroleras. Pusieron sanciones de todo tipo pero las sanciones a los instrumentos financieros que puedan afectar el negocio petrolero quedaron por fuera. El 45% del gas que consume Europa viene de Rusia, no están dadas las condiciones para poner más aumentos a la energía que ya es elevada en Europa. Este constituye un problema estructural. A medida que Rusia avanzó sobre territorio ucraniano, comenzaron a circular noticias que 3 de las 5 mayores petroleras del mundo salían de Rusia. Esto generó que por presión de los Gobiernos y de la opinión pública se discuta no comprarle más gas a Rusia pero ¿A quién sino? La opción es comprar gas a través de barcos que transportan el GNL pero ese precio es demasiado alto. El año pasado estaba a 8 dólares y este año Argentina lo pagó 30 dólares, se cuadruplicó. La semana pasada llegó a 64 dólares, obviamente lo bajaron hasta 50. Cualquier país que quiera dejar de comprar gas a Rusia tiene que pagar 52 dólares por millón de BTU.
Pero ¿Qué tiene que ver la guerra con Vaca Muerta?
Argentina está esperando que termine el invierno en Europa y salir a comprar los barcos de GNL que necesita. De mantenerse estos precios, falta muy poco para que el Gobierno salga a decir que hay un problema energético y con el suministro de energía para el invierno. Como dijo Nicolás Gandini, habría que pagar entre 10 mil millones de dólares entre abril y agosto para comprar el gas y los derivados. El Gobierno argentino preveía gastar 5 mil millones de dólares. Sin dudas un escenario muy complejo.
A casi dos semanas del comienzo de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, y con los precios del petróleo y el gas en aumento, el Gobierno elabora un esquema de emergencia para enfrentar lo que será un otoño e invierno complicado en materia energética.
En estos momentos el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encuentra en Estados Unidos para reunirse con directivos de las petroleras más importantes, mientras otros funcionarios monitorean de manera permanente las cotizaciones externas y los plazos de licitaciones para materiales y obras del gasoducto a Vaca Muerta.
A nivel nacional es un enorme problema para las metas planteadas en el texto del acuerdo con el FMI, aunque dice que las metas en relación a los puntos del Producto Bruto Interno que pretende reducir de déficit gracias a la quita de subsidios a la energía sea del 10%, bueno de esa quita el 0,6% se calcula que va a ser flexible porque se involucró la variante Ucrania en esa parte del acuerdo.
En términos generales podemos decir que es tan dramática e inestable la situación del Gas Natural Licuado (GNL) que va a ser flexible. Alejandro Bercovich señaló que justamente la crisis abierta con Ucrania puede ser una de las principales causas posibles de que caiga el acuerdo, según el acuerdo escalonado. Esto es un elemento importante.
La preocupación tiene fundamentos por un lado en que las importaciones de gas requerirán hasta el triple de dólares que los proyectados y otro es que sin esas compras puede haber cortes para las industrias, justo en un momento en el que el Gobierno requerirá de mayor producción para cumplir con las metas con el FMI.
Según un informe de la consultora Equilibra, en este contexto de disparada de precios, la Argentina tiene que afrontar la compra de importantes volúmenes de GNL para abastecer de gas a hogares y generadores térmicos de electricidad este invierno. La provisión de gas que se esperaba importar desde Bolivia por el momento la negociación está caída porque Bolivia está pidiendo más dinero por millón de BTU.
A pocos días de que finalice el cuarto intermedio en la negociación por la sexta adenda del contrato original de importación de gas de Bolivia hacia Argentina, el diálogo está estancado porque Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), teniendo en cuenta el nuevo contexto internacional de suba en las cotizaciones del gas y el petróleo provocado por la guerra entre Rusia y Ucrania, endureció su posición y pretende una mejora en el precio. El cuarto intermedio acordado a principios de febrero por la estatal IEASA (exEnarsa) y funcionarios de la Secretaría de Energía es hasta el 31 de este mes.
Se estima que Argentina necesita incrementar al menos un 20% sus importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) respecto a los volúmenes del invierno pasado. En 2021 el 43% del gas importado fue GNL, por el cual se pagó un precio promedio de USD 8,33 por millón de BTU. Este año, se estima que el 54% de las importaciones de gas serán de GNL y el 46% restante vendrá de Bolivia, que por el declino de su producción viene reduciendo las entregas.
A los precios actuales, las importaciones de GNL podrían rondar los USD 7.000 millones este año, contra USD 1.100 millones de 2021. En particular, la suba de precios de la última semana implicaría un potencial aumento de estas importaciones de casi USD 3.000 millones. “Con el esquema de subsidios planteado en el marco del acuerdo con el FMI, gran parte de este costo lo afrontará el Estado, imposibilitando la reducción de los subsidios energéticos en 2022″, destacaron desde Equilibra.
Es necesario aclarar que el precio interno no es el mismo que el precio internacional, al interno lo regula YPF y las productoras integradas, pero es YPF quien lo vende al mercado. Cuando estalló la operación militar eran unos 56 dólares por barril mientras que a nivel internacional estaba en 90 dólares.
Como elemento de inestabilidad podemos señalar que hay una puja que no está resuelta, las petroleras van a ganar más pero eso va a generar una tensión inmediata con las refinadoras que no producen porque si les aumentan el precio en dólares y no la pesificación, no cierran los números. Esto lo convierte en un elemento desestabilizador.
No es una crisis que se va a resolver en lo inmediato, y queda cada vez más lejos creer que pueda haber una transición energética. La tendencia muestra lo contrario, va a haber más oportunidades para volver al carbón y al gas porque la guerra da las condiciones propicias para que así sea.
Según informa un analista de Infobae, no compensa el déficit comercial energético, que a principio de año se estimaba en USD 3.600 millones y con los precios actuales superaría los USD 6.000 millones si los precios siguen en los niveles actuales y no se limita la demanda de los grandes usuarios en invierno (medida clave para contener importaciones de GNL).
En términos generales sobre las implicancias en Vaca Muerta, podemos señalar que es un elemento que impactará en las arcas del Estado, porque aumentará la recaudación y las regalías. Esto es algo que se suma a lo que repiten los titulares de la región en los últimos meses, que no dejan de hablar sobre cómo Neuquén rompe récords históricos de producción.
La situación que será de bonanza para las petroleras lejos está de resolver las contradicciones y la desigualdad social que atraviesa la provincia de Neuquén, por el contrario, se profundizarán según los ritmos del ajuste. Las ganancias que se van a llevar las petroleras se van a traducir para las mayorías populares en tarifazos y encarecimiento.
Si bien es apresurado lanzar algún pronóstico sobre la situación energética, por el momento no se considera poner retenciones ya que impactaría de lleno en la Reserva Federal. Hay que esperar y ver cómo se sucede la dinámica del gas, junto a las exigencias del Fondo Monetario Internacional siendo cogobierno del Gabinete de Alberto y las proyecciones trimestrales.
Fuente: La Izquierda Diario