Santa Cruz: La Cuenca Austral provincial avanza en las No Convencionales
Este hecho busca paliar la crisis y posicionar a la provincia con un mayor horizonte en el aprovechamiento de recursos de petróleo y gas en áreas no convencionales.
La primera fractura de Compañía General de Combustibles (CGC) en la formación Palermo Aike muestra un nuevo paso en las acciones que viene teniendo la provincia Santa Cruz en busca del aprovechamiento de recursos no convencionales, en este caso en la Cuenca Austral, dentro de un plan de inversión global que la operadora pensó en 450 millones de dólares.
En una iniciativa articulada en conjunto con el Instituto de Energía de la provincia, con el que se había firmado una adenda especial en el que la compañía presidida por Hugo Eurnekian asumió el compromiso de perforar el primer pozo exploratorio en busca de recursos shale gas o shale oil.
El proyecto se suma a otras acciones iniciadas enmarcadas en el programa GasAr, que el Gobierno Nacional lanzó en 2020 para incentivar las inversiones en la producción de gas, una actividad en la que CGC viene incursionando con buenos resultados desde el año 2017 en esa región.
En noviembre pasado se había anunciado esta nueva iniciativa, que incursiona en la búsqueda de recursos shale (formación no convencional), por ahora la actividad se había centralizado con formaciones de tight, cuya característica es de menor porosidad pero, a diferencia del shale, sigue extrayéndose de reservorios convencionales, es decir con presencia de «trampa» (hacia donde migraron el petróleo y gas proveniente de la roca madre) y «roca reservorio».
En este caso, se va directamente hacia la «roca madre» (de la formación petrolera), que para transformarse en generadora debe ser objeto de la técnica de fractura, con inyección de agua y arena a alta presión, a fin de generar la extracción de los recursos existentes.
«Lo que se hizo es el reaprovechamiento de un pozo viejo, porque es una zona en explotación desde hace muchos años, pero que ya no está en producción y que llega hasta la formación Palermo Aike, a más de 3.000 metros de profundidad –explicó una fuente del sector-; lo que se está haciendo ahora es utilizar la técnica de fractura, que no existía en aquellos tiempos o no estaba perfeccionada, por lo que ahora se va a fracturar para poder testear los resultados y definir a futuro el primer pozo exploratorio shale», afirman.
Una vez conocido el resultado de los ensayos a realizar, se podrá definir el tipo de hidrocarburos, para establecer si hay preeminencia de gas o de petróleo, como también para determinar la viabilidad económica de una futura explotación, que en caso de activarse demandará alrededor de USD 450 millones en una primera etapa, de acuerdo con lo anunciado en noviembre último.
El pozo a ensayar es el Cañadón Deus.a-2 (CD.a-2), que ya había mostrado indicios de hidrocarburo en la formación. Tiene unos 3,4 km de profundidad, donde hay mayor manifestación de recursos. Pruebas de hace unos años mostraron alta presencia de contenido orgánico al momento de la perforación.
Fuentes del área técnica aclararon que en la técnica de fractura no se utiliza agua dulce. Se procesó agua salada proveniente de las formaciones de la zona. El líquido se obtuvo de pozos antiguamente explotados, en el yacimiento Agua Fresca. Se procesaron unos 19 millones de litros de agua para mezclar, a su vez, con 5.000 bolsas de arenas silíceas.
El agua utilizada para las fracturas, es agua salada obtenida de antiguos pozos
La fractura consiste en la inyección de esa mezcla de agua con arena a muy alta presión, con la que se realizan incisiones en la roca madre a fin de moler su estructura y producir la liberación de los recursos. En este caso se trata de la primera etapa de fractura en una fase de pozo vertical.
Las técnicas avanzadas permiten que los líquidos sobrantes de ese proceso queden confinados en ciertos espacios que no llegan a la superficie, reduciéndose así cualquier posibilidad de contacto con napas. Además, la mitad del agua utilizada es recuperada en «flow back», aplicándose un tratamiento para reducir la salinidad que el líquido trae al retornar del pozo, lo que permite su reutilización.