Se frustró por no poder cobrar su sueldo y creó una fintech que procesa u$s 500 M por año
Tomás Mindlin reconvirtió su empresa a un negocio B2B y se expandió a Colombia, Perú, Chile y México. Los consejos de su padre y su visión del ecosistema emprendedor.
Tomás Mindlin tenía 23 años cuando Pampa Energía, la empresa que cofundó y aún preside su padre, Marcelo, compró los activos de Petrobras en Argentina por US$ 892 millones. Él, recién recibido de ingeniero industrial en el ITBA, había jurado que nunca iba a trabajar en la compañía familiar, sin embargo, alguien lo convenció. «Cuando surgió lo de Petrobras se necesitaban manos de confianza. Mi viejo me dijo: ‘Che, no te la pierdas’. Y la verdad que tenía razón», cuenta hoy con 30 años.
Junto a su hermano Nicolás, tres años mayor y actual CFO de la energética además de cofundador e inversor de la fintech Cocos Capital, formaron parte del backstage de la transacción. «Mi hermano manejaba la parte de la compra y yo estaba muy metido en el financing. Fue un lindo momento», recuerda. Después de dos años de trabajo, Tomás se mudó a Londres, donde trabajó en un banco, creó un fondo de inversión en Grecia y realizó una maestría en Finanzas.
Y durante su estadía en el Reino Unido detectó una oportunidad que podía extrapolar al mercado argentino. «A nivel familiar históricamente nos gusta ser oportunistas y no en el mal sentido. Hay una oportunidad de hacer algo bueno ahora, entonces hagámoslo», asegura.
Así nació TAP, una billetera virtual que llegó a tener más de 700.000 usuarios. Sin embargo, a comienzos del año pasado se reconvirtió en Tapi, una fintech B2B enfocada en la infraestructura de pago de servicios con la cual logró expandirse a Colombia, Chile, Perú y México y que proyecta procesar más de US$ 500 millones anualizados para diciembre de 2023.
Volver para emprender
Se volcó por la ingeniería, al igual que su hermano mayor, porque le gustaban los números. «Me gustaba más la parte de negocio que la industrial de planta y producción. Estudié sabiendo que nunca me iba a meter en eso, pero me dio una base a la hora de pensar y analizar», señala.
Durante la cursada hizo una pasantía en el área de Planificación de YPF. «Siempre me interesó la tecnología, pero no es que mi deseo de toda la vida era emprender. Se fue dando», asegura.
Al querer abrir una cuenta bancaria en Londres para cobrar su primer sueldo, se encontró con varias trabas burocráticas. «Perdí tres meses yendo a 20 bancos y me decían que no. Probé una app y en cinco minutos tenía una cuenta. Ese fue mi primer encuentro con el mundo fintech», detalla.
Investigó el negocio y viajó a Madrid para convencer a su amigo Kevin Litvin, hoy chief business officer de Tapi, de volver a la Argentina para armar su propia billetera. El viernes 9 de agosto de 2019, dos días antes de las PASO, llegaron al país. «El lunes siguiente fue un caos a nivel mercado, no fue la mejor recepción», señala.
Los primeros pasos de tapi
Su familia le dio el primer empujón con la inversión inicial para el proyecto. «Siempre me apoyaron emocional y financieramente. Creo que se repagó bien al final y venimos por un muy buen camino», apunta. El fondeo fue de aproximadamente $ 400 millones, según alguien cercano a la compañía. Con este capital adquirieron la fintech Fidus y lanzaron un MVP en diciembre de 2019.
«Si miro para atrás, lo que aprendí en los últimos años es increíble. Era todo nuevo e hicimos mil cagadas. Tardamos mucho más de lo que deberíamos haber tardado, pero todo se aprende», reflexiona.
Fuente: Cronista