Secretos detrás del gasoducto a Vaca Muerta: robots soldadores y empleados traídos de Turquía
La construcción de la obra, que demandó US$ 2.700 millones, ya está 85% terminada en sus partes clave. Cómo se hizo y cuánta plata se podría ahorrar.
El gasoducto que unirá Vaca Muerta con Buenos Aires está muy avanzado. La obra está completa en un 85%, según cálculos de Techint y Sacde, la unión de empresas responsable de la mayor parte del proyecto.
Hay otro tramo, que lleva adelante BTU, que registra un nivel de ejecución similar, según Agustín Gerez, presidente de Enarsa. La empresa estatal es la que encargó la construcción del gasoducto, a un costo aproximado de US$ 2.700 millones.
El martes a la tarde fue una jornada emotiva para los trabajadores de la obra. Llegó el último camión con los caños que irán al gasoducto. Hubo más de 9.000 transportes con esos tubos inmensos. Techint y Sacde primero los unieron -en un proceso que se llama doble junta, donde anexan dos caños- y luego los van trasladando a la traza. Son 573 kilómetros de caños que se hunden a casi 2 metros de profundidad.
La gestión anterior del kirchnerismo arrastraba un antecedente poco halagador en materia de construcción de gasoductos. El GNEA (del Noreste Argentino) se inició mucho después de lo proyectado, tardó más tiempo del estimado, se perdieron caños y la obra estuvo acusada de múltiples irregularidades, con sobrecostos en relación con el presupuesto original.
Gerez, de Enarsa, infla el pecho y marca las diferencias. “Es una obra que usualmente hubiera tardado entre un año y medio o dos años de construcción, pero la estamos haciendo en 9 meses. La vamos a tener terminada el 20 de junio. Y es una muestra que con trabajo y determinación, los argentinos también somos capaces de hacer proyectos como estos”, define.
Argentina importa GNL todos los inviernos. Es porque su actual infraestructura no le permitía traer gas de Vaca Muerta, una de las mayores reservas del mundo. Una vez que el gasoducto esté activo -en menos de dos meses, según la promesa oficial-, el país reducirá las compras externas de energía.
Eso generará un ahorro de US$ 2.200 millones durante este año, que es el equivalente a 11 millones de metros cúbicos de gas diarios. La obra continuará y la cantidad de gas que se podría trasladar desde Vaca Muerta hacia el resto del país alcanzaría los US$ 5.000 millones anuales, según Gerez.
Sería un cambio drástico para la situación cambiara, ya que se necesitarían menos dólares para mandar afuera por compras de gas. Argentina podría autoabastecerse de gas y comenzar a soñar con exportarlo.
Un robot manejado por empleados turcos
En Sacde y Techint -la UTE- que tiene a cargo dos de las tres partes más importantes del proyecto- trajeron una tecnología inédita en el país. Se llama soldadura automática. Permite que los caños se unan por dentro y por afuera en un proceso veloz, donde auxilian operarios calificados, pero el trabajo de unir los caños lo hacen unas máquinas.
Los equipos se manejan con una especie de “joystick”. Antes de unirlos, la tecnología hace una suerte de “ecografía” de los tubos para ver si están en condiciones de ser unidos por dentro y por afuera. Detectan imperfecciones, si las hay, y las corrigen. Sacan fotos 3D para dejar un testimonio de lo que están juntando.
Un grupo de 45 operarios turcos se encarga de la soldadura automática. Son especialistas en esa tarea. Ya desempeñaron esa función en otra obra de Techint en México. Pero también trabajaron haciendo lo mismo en Arabia Saudita, Irán o Rusia.
En el consorcio Sacde (de Marcelo Mindlin)-Techint cuentan que fue difícil llenar posiciones de algunos puestos. Argentina no construía gasoductos desde hace años y eso vació de mano de obra calificada al país.
Para el proyecto de Vaca Muerta, los constructores tuvieron que recurrir a trabajadores de Chile, Bolivia y España, entre otros países. “Hay en construcción varios gasoductos en la región. Conseguir especialistas es complicado”, cuentan las empresas. Un soldador puede ganar un sueldo en mano de entre $ 700.000 y $ 900.000 mensuales, más extras.
Una vez que los caños estén listos, se hundirán en la zanja del trazado. Ese dibujo, hecho sobre la tierra, ya fue excavado previamente. Las empresas van depositando entre cuatro y cinco kilómetros por día de caños. Ya están preparados para que se les inyecte gas. Eso se hará cuando se inaugure formalmente la obra, el 20 de junio, desde Tratayén (Neuquén). Se estima que el gasoducto tardará una semana en llenarse.
Techint y Sacde embolsarán US$ 1.000 millones (al dólar oficial) por su tarea. Aún les queda realizar una obra complementaria. Y a otro contratista también le faltan plantas de tratamientos. Las mismas no estarán preparadas para el 20 de junio. Pero se podrá acelerar igual. Las obras complementarias podrán incrementar la capacidad de transporte del gasoducto hasta los 21 millones de metros cúbicos.
El país consume cerca de 100 millones de metros cúbicos de gas diarios, pero toca un pico de 150 millones en el invierno. Además de reemplazar el GNL extranjero que se compra para el invierno para la calefacción de los hogares, la mejora permitirá que las centrales térmicas puedan usar gas en lugar de combustible para su funcionamiento.
Ese proceso es más económico para las generadoras eléctricas. Gerez calcula el ahorro anual en US$ 5.000 millones, aunque eso dependa del precio del gas, un commodity internacional que va variando.
Los empresarios elogian a Gerez: “Es una máquina. Te empuja a trabajar, trabajar y trabajar. Pelea a veces incluso solo (en medio de un Gobierno convulsionado)”, dicen.
El segundo tramo del gasoducto
En el Gobierno ya existen planes para el segundo tramo del gasoducto. Esta vez no sería financiado totalmente por el Estado, sino que sería un modelo 50/50. Una mitad la aportaría el fisco y la otra provendría de capitales saudíes, brasileños y chinos interesados en la construcción.
¿Se podrá arrancar con el segundo tramo ni bien termine el primero? En Enarsa y en Energía está la intención, pero dependerá de la política. Los trabajadores que hicieron la obra están entusiasmados. Tomarán un descanso cuando se inaugure este tramo, pero confiesan que están listos para el siguiente caso.
“Estaría bueno no perder el empuje con el que venimos, la experiencia que adquirimos haciendo esta obra y participar del segundo tramo”, dicen.
Damián Mindlin, de Sacde, confirma que se presentarán a la licitación de la construcción de un segundo tramo. Y que probablemente inviten a Techint a ser parte -nuevamente- de un consorcio conjunto.
Fuente: Clarín