Seguimos sin cuidar nuestra casa común
Las emisiones no aumentaron el año pasado, esta es una buena noticia. La pregunta oportuna es saber si es suficiente con esto.
Este distinto ritmo de avance económico pasó el eje de gravedad de las emisiones desde los antiguos países industrializados al nuevo mundo emergente, cuyos países ahora emiten alrededor de 2/3 del total anual. Es notable observar que apenas 6 jurisdicciones representan nada menos que 67 por ciento de las emisiones totales, a saber: China (28 %), USA (14), UE (10), India (6), Rusia (5), Japón (4). O sea que las 190 naciones restantes representan apenas la tercera parte de las emisiones totales. La clave de un acuerdo internacional que sea efectivo exige el consenso de estos seis grandes participantes.
Las negociaciones internacionales para cuidar el planeta no registran progresos, como lo puso en evidencia la ultima COP celebrada en Madrid el pasado mes de diciembre. El escenario de estas negociaciones muestra disparidades entre las naciones, que las hacen muy complejas . Por ejemplo: un norteamericano emite anualmente mas del doble que un chino. Un alemán emite 5 veces mas que un habitante de la India. Un inglés 10 veces mas que un congolés. Un español el triple que un marroquí y un argentino más del doble que un uruguayo. Estamos emitiendo 4,4 toneladas de CO2 por habitante del planeta, pero los habitantes de países industrializados emiten casi el triple por habitante que los de países en desarrollo (9 v.3,2 toneladas). El desafío que enfrentamos es enorme, no alcanza simplemente con que las emisiones dejen de crecer como el año pasado, es necesaria abatirlas ya que a menos que las emisiones mundiales caigan 7 % cada año entre 2020 y 2030, el mundo no alcanzará el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5° C por encima de los niveles preindustriales establecido en el Acuerdo de París.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que ir más allá de 1.5° C aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos negativos, como los incendios, las sequías, las olas de calor, el aumento en el nivel del mar y un océano Ártico sin hielo en el verano. Lo que ocurrió el año pasado es positivo, pero aún queda mucho por hacer.
Por eso es preocupante que no haya una firme expresión política acordada internacionalmente para evitar importantes daños en el futuro, parece que muchos anduviéramos distraídos respecto de esta amenaza real y la creciente cantidad de desastres ambientales. Año a año aumenta la temperatura en el planeta y los daños ambientales, que significan grandes perjuicios a las personas y un importante costo económico. El calentamiento global es ya hecho del presente que afecta la geografía y las poblaciones en todos los continentes.
No podemos seguir mirando para otro lado y no asumir la realidad, ya que si no se implementan políticas a escala internacional con exigibles compromisos de abatir las emisiones seguiremos acumulando gases, aumentando la temperatura y acelerando los daños ambientales. Debería motivarnos saber que enero de este año fue el mes de enero mas caluroso en la Tierra desde 1880.
El cambio climático es global, es decir su impacto cruza las fronteras, por esto la solución podrá ser únicamente alcanzada con un acuerdo global. En el ordenamiento jurídico internacional no existe posibilidad de exigir a ningún país que implemente políticas para reducir las emisiones. Sin la posibilidad de hacer cumplir los acuerdos internacionales será difícil evitar que las emisiones sigan creciendo, impulsando el aumento de la temperatura que se registra desde hace ya varias décadas.
Enfrentamos un problema global que exige una solución global, que no se solucionara por el mero agotamiento de las reservas de fósiles. Nunca hubo en el planeta tanto carbón, petróleo y gas como hoy,
(*)Academia Argentina de Ciencias del Ambiente
Fuente: ámbito.com