Stanley, el amigo americano
El embajador de los Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, en el marco de la 19a. edición del Consejo de las Américas en Buenos Aires, demandó la creación de una coalición de gobierno que sea socia de Estados Unidos. «Hay decenas de empresas estadounidenses esperando la oportunidad de participar con sus inversiones…Me encantaría ver que en un próximo encuentro con autoridades europeas, el gobierno de Estados Unidos pudiera decir que, junto a Argentina, estamos listos para venderles al mundo los alimentos que están demandando. ¿Tienen Vaca Muerta, tienen alimentos, tienen litio? Acá está el socio que necesitan para salir a ofrecerlo. Tienen los bienes que el mundo está necesitando hoy. Olvídense de las ideologías y los partidos y armen ya esa coalición. Se los digo como representante del país que quiere ser su socio y como alguien que ama la Argentina y ve su potencial: trabajen esos acuerdos ahora, no esperen 16 meses», dijo el embajador.
Cinco días después, en Santa Fe, Stanley se reunió con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti y según el comunicado de prensa oficial, entre otros temas, hablaron de la necesidad de fortalecer convenios en relación “al sistema judicial oral acusatorio para investigar delitos complejos con enfoque en el tráfico de drogas, delitos financieros y económicos y vínculos con el crimen organizado transnacional. Iniciativa que implementa UNODC, con el apoyo de la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de los Estados Unidos (INL). Actividades enmarcadas en el Acuerdo de cooperación bilateral sobre Control de Tráfico de Drogas y Aplicación de la Ley. Modernización tecnológica, equipamiento policial, capacitación de personal, Implementación de Centros de Fusión de Inteligencia Regional (CICRES), explosivos con la policía del Estado de Nueva York”.
El 26 de agosto, gracias a la DEA, el organismo estatal norteamericano creado por Richard Nixon que dice combatir el narcotráfico, la Policía Federal generó el mayor decomiso, en un solo día, de 1.658 kilogramos de cocaína en estado de máxima pureza que había llegado desde Colombia para ser exportado por el puerto de Rosario a través de seis contenedores cargados con 150 toneladas de cereal con destino final a la ciudad de Dubai.
Antonio Andrés Vanrell, mítico vicegobernador de Santa Fe, presentó el primer convenio con la DEA en la hermosa casona sobre avenida Pellegrini entre Moreno y Dorrego. Era 1988 y por primera vez en la historia, La Santafesina SA (la policía provincial) dio cifras sobre la incautación de cocaína en el mapa con forma de bota: entre 1973 y 1988 se llevaban secuestrados 3 kilogramos de sustancia blanca, a razón de doscientos gramos por año. Un fenomenal dibujo, una ficción. Pero fue la presentación oficial de la DEA. Poquísimas veces la agencia norteamericana colaboró con el estado santafesino salvo algunos cursos de formación de ignotos resultados. Diez años después, en 1998, el primer informe de la DEA desde la Argentina, señalaba que el mayor ingreso de cocaína eran los puertos recientemente privatizados de Rosario y San Lorenzo. El operativo de la Policía Federal del viernes pasado es una doble rareza: primero por la cantidad de droga decomisada y segundo porque nunca la DEA se había metido tanto en la realidad social santafesina.
El Ministerio Público de Paraguay informó hace un mes que en los últimos dos años salieron 46 toneladas de cocaína por el sistema de los ríos Paraguay, Paraná y Del Plata. De acuerdo a esta investigación eso forma parte de los cargamentos desconocidos que surgen de las exportadoras ubicadas en la zona del Gran Rosario. El operativo “Carbón blanco”, del que participara el ex testaferro de Julio Grondona, Patricio Gorosito, fundador y vendedor del club Real de Arroyo Seco, demostró que entre 2006 y 2010, salieron desde los depósitos fiscales de Rosario y por varios puertos de la zona y el norte de la provincia de Buenos Aires, más de tres toneladas de cocaína.
Recién ahora la DEA y la Policía Federal descubren lo que existe desde el primer embarque con 200 kilogramos de cocaína que llegó desde Bolivia al puerto rosarino aquel lejano 24 de abril de 1978 y fuera recibido nada menos que por el almirante Emilio Eduardo Massera, mostrando la verdadera naturaleza del narcotráfico: negocio paraestatal y multinacional que opera de adentro hacia afuera, de arriba hacia abajo gracias los distintos nichos corruptos de los estados.
Si se confirma que los cargamentos de los seis contenedores tenían ya planificada su salida por Terminal Puerto Rosario, uno de los responsables de los muelles de la ex capital de los cereales, es nada menos que el grupo Vicentin. El juzgado federal que ordenó los allanamientos del viernes pasado es el que conduce Adrián González Charvay, el mismo que a finales del macrismo rubicundo, inventara una causa por narcotráfico al ex titular de la Cooperativa de Trabajos Portuarios de Puerto General San Martín, Herme “Vino Caliente” Juárez, un hombre muy molesto para las exportadoras. Con el tiempo la causa se cayó como resultado de la ausencia de pruebas. No hay que olvidarse de esas señales históricas.
Desde la Cámara de Diputadas y Diputados de la Provincia de Santa Fe hemos presentado infinidad de pedidos de informes sobre el rol que desempeñan las fuerzas federales en el territorio y hemos convocado a los responsables de las mismas como también a los jueces federales que actúan en el territorio con un exitoso fracaso entre otras cosas por la decisión de los partidos mayoritarios de no tratar nuestros proyectos.
Uno de esos pedidos de informes era saber qué vino a hacer el embajador a Santa Fe. Ahora urge esa respuesta.
Desde hace 44 años que la cocaína entra y sale por los puertos santafesinos y el remanente de su exportación genera la sangre derramada de pibas y pibes desesperados en los barrios del Gran Rosario y Gran Santa Fe.
El drama rosarino es que todos los días pasa una manada de elefantes por sus puertos, la mejor manera de esconder un elefante. Una manada que consiste en el fenomenal flujo de dinero y cargas concentrada en los muelles de los departamentos Rosario y San Lorenzo.
Marc Stanley está decidido, obviamente por orden de sus patrones, de hacer notar la presencia del gobierno del Imperio en la vida cotidiana argentina y, al mismo tiempo, favorecer sus intereses.
La Argentina es un país narco: segundos exportadores de metanfetaminas, terceros en cocaína y séptimos en marihuana, según los distintos informes de las Naciones Unidas que cada año publica el día 26 de junio.
En la decidida intervención en los asuntos internos del pueblo argentino, el señor Stanley nos ha regalado este operativo.
Mientras tanto en los barrios humildes de la provincia, la sangre derramada de las pibas y los pibes no para, al mismo tiempo que el dinero se concentra en el centro. Algo que, por supuesto, el señor Stanley y la DEA saben y no les importa.
Fuente: Carlos del Frade Diputado provincial del Frente Social y Popular de Santa Fe