Tensión con los sindicatos: petroleras rechazarán el 16,2% de aumento salarial pre-acordado con Pereyra
Las petroleras decidieron no reconocer el 16,2% de aumento salarial que exigía el gremio neuquino por el impacto de la inflación. El pre-acuerdo de productividad que Pereyra había visado con Neuquén, una incógnita.
La Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos resolvió rechazar el pedido de aumento salarial de 16,2% que estaba pendiente de la paritaria de 2019 y pre-acordado con el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de la cuenca neuquina, encabezado por Guillermo Pereyra. La decisión se tomó este miércoles y se le comunicará hoy al líder sindical en una reunión por videollamada con la comisión directiva del gremio. Así lo indicaron a EconoJournal tres fuentes privadas sin contacto entre sí.
En respuesta, el gremio se negaría a firmar ahora el pre-acuerdo de productividad que había visado con YPF. La situación es un capítulo más de las idas y vueltas que caracterizaron la negociación entre el sindicato y las empresas petroleras, que tras meses de conversaciones no logran llegar a buen puerto. El costo es que la ventana de oportunidad para lograr un acuerdo positivo es cada vez exigua, tal como publicó este medio el 24 de agosto.
¿Cuál es la posición de las petroleras?
Las empresas sostienen, con YPF a la cabeza, que no están en condiciones de reconocer el 16,2% de recomposición salarial que exige Pereyra por la aplicación de la cláusula de revisión por inflación que estaba incluida en las paritarias de 2019. Coinciden en que: a) es inviable afrontar ese gasto sin un esquema de Plan Gas a la vista, b) con el precio del barril de petróleo de nuevo en torno a los 40 dólares, c) con cerca de 25.000 empleados que permanecen en sus casas sin actividad (17.000 de los cuales son de Neuquén) y d) sin la posibilidad de despedir personal por la prohibición vigente.
La decisión agudizará la tensión porque el sindicato considera que el 16,2% de aumento no es una concesión que deben hacer las empresas sino un derecho adquirido en la negociación paritaria de 2019 cuando se incluyó una cláusula de revisión que debía aplicarse a fines de marzo, cuando venció la paritaria.
En ese momento, la situación era tan crítica que nadie planteó discutir ese punto. Incluso se hablaba de postergar la paritaria para 2021, pero el tema volvió a la agenda cuando, al extenderse el cierre de la negociación, otros gremios (Camioneros, por ejemplo) consiguieron que el Ministerio de Trabajo homologara incrementos salariales. Esa opción no está en la agenda de Claudio Moroni que ya le comunicó a los sindicatos petroleros que no autorizará la apertura de paritarias en 2020.
La debilidad de Pereyra
Primero Pereyra rechazó públicamente con dureza la posibilidad de introducir modificaciones en el convenio colectivo, pero luego, fiel a su estilo, se sentó a negociar con el CEO de YPF, Sergio Affronti, de manera reservada. De hecho, Affronti viajó a comienzos de agosto a Neuquén especialmente para conversar con el líder sindical.
La posibilidad de introducir cambios operativos para mejorar la eficiencia y la productividad volvió a cobrar fuerza. Pereyra cerró incluso un pre-acuerdo con YPF que él mismo anuncio a los afiliados del gremio a través de un mensaje de audio que se viralizó a fines de agosto.
- Sin embargo, Pereyra trastabilló cuando presentó a la comisión directiva del sindicato lo visado con YPF. En especial chocó contra la oposición de Marcelo Rucci, número dos de la organización, que objetó dos puntos centrales del texto que había avalado Pereyra.
La dinámica territorial consolidada en tiempos de pandemia aceleró el fortalecimiento de Rucci en desmedro del líder histórico del gremio. Por ser población de riesgo, Pereyra pasa los días en su chacra de Neuquén. Rucci, en cambio, sigue recorriendo los yacimientos neuquinos y aumentó su poder de influencia.
Rucci vetó dos fragmentos estratégicos del texto de mejora de productividad y eficiencia operativa que Pereyra había pre-acordado con Marcelo Aldeco, director de Relaciones Laborales de YPF.
a) Cuestiona el esquema de rotaciones, que autorizaba a petroleras y empresas de servicios a suspender por una semana a sus operarios sin goce de sueldo, de modo tal de hacer espacio para que otros trabajadores tengan asignación de tareas. La medida reducía en torno un 25% el costo mensual real por empleado.
b) Para los operarios del segmento de Producción, el pre-acuerdo fijaba que cuando no tenían un trabajo asignado, esos trabajadores pasaban a ser remunerados bajo el esquema previsto según el acuerdo firmado con los gremios bajo el paraguas del art. 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo. Como en el punto anterior, Rucci propuso que la implementación en detalle se negocie “compañía por compañía”.
Con esos cambios y la negativa de las petroleras a reconocer un aumento salarial, la negociación sindical parece haberse torcido. Es probable, aún así, que en un par de semanas se reencauce. Habrá que esperar hasta entonces si el acuerdo de productividad que perseguía la industria —y en especial YPF— logra materializarse y luego evaluar cuál el impacto real sobre los costos de la industria.
Fuente: Econojournal.