Transición energética, entre el gas natural y la eficiencia
Un panel de expertos abordó el rol de las petroleras en la búsqueda de consumos de energía con menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Uno de los temas que se abordó fue qué tan cumplible es el Acuerdo de París. Los expertos recordaron que fue una firma entre políticos bajo la premisa de que era necesario cambiar las cosas y minimizar las emisiones de efecto invernadero. Si bien falta que esté incorporado Estados Unidos -el país que consume un cuarto de petróleo del mundo-, sigue siendo la meta más destacada hacia 2050 de una temperatura de no más de dos grados por la intervención de las personas en el ambiente.
Por su parte, el ingeniero y ex funcionario nacional Redondo explicó que la clave es «utilizar fósiles de manera inteligente». En el encuentro del G-20 realizado en Buenos Aires en 2018, recordó, muchos países tomaron la iniciativa de la Argentina de utilizar gas natural como combustible, ya sea GNC o GNL. «El gas natural es eficiente ahora, en algún momento se encontrará algo más eficiente por el que reemplazarlo. Es parte de nuestra evolución y lo vivimos desde la Revolución Industria», dijo.
Redondo dijo que la Argentina no puede ser indiferente porque produce menos del 1% del CO2 a nivel mundial, el Estado y las empresas tienen que ser parte con su contribución a la disminución de gases de efecto invernadero y revisar todos los años el cumplimiento de las metas. Es así que puso de relieve la eficiencia energética y hábitos de consumo como la iluminación LED, que consume una quinta parte de la iluminación tradicional. Eso se está aplicando en las ciudades argentinas.
La eficiencia energética es una de las apuestas que tienen las empresas petroleras, que participan de las cumbre del G-20. En términos económicos, significa una reducción de costos. En términos de futuro, ese ahorro tiene que convertirse en inversiones para la transición. En el panel se destacó el caso de Manantiales Behr, el yacimiento de YPF en Chubut que tiene un parque eólico de 100 MW para autoabastecerse de electricidad y también vender a grandes clientes industriales.
Entre las lecciones aprendidas en esta pandemia del COVID-19, que nos obligó a ir a la cuarentena para evitar la propagación del nuevo coronavirus, es la confirmación de la relación entre la actividad humana y las emisiones, se demostró que el impacto en el ambiente es reversible por la capacidad de recuperación de la naturaleza y, por sobre todas las cosas, que la humanidad no va directo a una catástrofe ecológica. Las cosas se pueden cambiar.
Fuente: Más Energía.