Una nueva batalla energética: renovables vs. gas natural
Aunque más empresas de servicios públicos promocionan un uso creciente de la energía renovable, la dependencia de la industria eléctrica del gas natural está creciendo.
Dominion Energy, una de las compañías de servicios públicos más grandes de Estados Unidos, erigió en junio turbinas eólicas frente a la costa de Virginia —apenas la segunda instalación de su tipo en el país— como parte de una gran apuesta a la energía renovable. La compañía también planea construir plantas de energía que queman gas natural.
Las empresas de servicios públicos por todo EE.UU. están promoviendo su creciente uso de energía renovable como presas hidroeléctricas, turbinas eólicas y paneles solares, que colectivamente suministraron más energía que las plantas a carbón por primera vez el año pasado.
Great River Energy de Minnesota dijo que eliminaría el uso de carbón y cerraría una mina de carbón en Dakota del Norte. (Dan Koeck para The New York Times)
Sin embargo, al mismo tiempo que agregan más fuentes verdes de energía, la industria aún depende fuertemente del gas natural, un combustible fósil que emite gases invernadero y que probablemente se mantendrá como un pilar de la red eléctrica durante años o incluso décadas.
Las compañías de servicios públicos sostienen que necesitan seguir usando gas natural porque el viento y el sol son muy poco confiables. También son renuentes a invertir en almacenamiento de energía, argumentando que costaría demasiado comprar baterías que puedan impulsar la red eléctrica cuando no haya suficiente viento o luz solar.
Durante años, los activistas han luchado para forzar a estas compañías a reducir el uso de carbón para frenar las emisiones y el cambio climático. Ahora están cambiando las líneas de batalla, con los partidarios de una red eléctrica libre de carbono enfrentándose a los que defienden el gas natural.
Las plantas a carbón generan menos del 20 por ciento de la electricidad de EE.UU., comparado con alrededor de la mitad hace una década. En el curso de ese tiempo, el porcentaje proveniente del gas natural se ha duplicado a alrededor del 40 por ciento.
La energía renovable también ha aumentado más del doble, a alrededor del 20 por ciento, y las plantas nucleares se han mantenido relativamente estables en más o menos un 20 por ciento.
Los expertos argumentan que el aumento en energía eólica y solar no está reduciendo las emisiones con la rapidez suficiente para evitar los peores efectos del cambio climático.
Quienes proponen la energía renovable señalan que los paneles solares son cada vez más la fuente más barata de electricidad. Los paneles solares pueden brindar energía a 650 hogares durante una hora —un megawatt-hora en la jerga de la industria— a un costo de 31 a 111 dólares, reporta la firma de inversión Lazard.
En comparación, las plantas de gas natural que operan sólo en horas pico, que las compañías de servicios públicos pueden encender y apagar rápidamente para satisfacer la demanda en aumento, suministran energía a entre 122 y 162 dólares por megawatt-hora.
Los ejecutivos de las compañías de servicios públicos reconocen que la energía renovable seguirá creciendo. Pero muchos desestiman la idea de que las turbinas eólicas, los paneles solares y las baterías puedan reemplazar a las plantas de gas natural.
Great River Energy, una compañía de servicios públicos de Minnesota propiedad de sus clientes, acaba de anunciar que eliminará gradualmente el uso de carbón. La cooperativa planea cerrar una planta de 40 años en Underwood, Dakota del Norte, llamada Coal Creek, tras no poder venderla.
Sin embargo, aunque Great River planea aumentar su dependencia de turbinas eólicas, no va a renunciar a combustibles fósiles y convertirá su otra planta de carbón a gas natural.
Aún donde los líderes electos se han comprometido a eliminar emisiones, a las compañías de servicios públicos se les ha dificultado deshacerse de combustibles fósiles. Dominion Energy, que tiene más de 7 millones de clientes y opera en 20 Estados, dijo que tenía grandes expectativas para granjas eólicas en alta mar, que han sido ampliamente utilizadas en Europa durante años.
Inversionistas, clientes y legisladores exigen electricidad de fuentes más limpias. En abril, Ralph Northam, el Gobernador de Virginia, firmó una iniciativa de ley requiriendo que casi todas las plantas a carbón cierren para el 2024 y que el Estado se convierta en un productor de electricidad libre de carbono para el 2050.
Desde la perspectiva de Dominion, su creciente enfoque en energía limpia no debería haber sorprendido a nadie porque la compañía afirmó que fue pionera en el uso de tecnologías como almacenamiento de energía.
En los 80, construyó una planta de energía cerca de Lexington, Virginia, que puede usar el exceso de electricidad para bombear agua a un depósito a una mayor elevación. Cuando se necesita energía, la compañía puede liberar agua a un depósito a menor altura. La compañía dijo que la planta de seis turbinas era las más grande de su tipo, con capacidad para dar energía a 750 mil hogares y menos costosa de operar que un banco de baterías de ion litio.
Los ejecutivos dijeron que plantas así podían ser construidas sólo en ciertas áreas, por lo que Dominion también está invirtiendo en baterías. Pero dijeron que habían concluido que la generación actual de baterías aún era demasiado cara y por lo general podía almacenar sólo hasta cinco horas de energía para la red eléctrica.
“Resistirse a la transición no va a frenarla. Económicamente, es inevitable que suceda”, dijo Dennis Wamsted, un analista del Instituto para Economía Energética y Análisis Financiero.
Fuente: Clarín.