Uruguay y las claves para convertirse en un icono del desarrollo sustentable
El país lleva a cabo un ambicioso proyecto que tiene como objetivo el desarrollo del hidrógeno verde, ganadería sustentable y la transición energética de Ancap.
En coincidencia con el mundo y las metas y objetivos impulsados por ONU en 2015, el Uruguay se abre camino en la descarbonización de la matriz energética a través de varios proyectos que lleva a cabo de manera simultánea, colocándose como líder de la región en el ranking Índice de Transición Energética y en el puesto 13 a nivel mundial.
En colaboración con otros ministerios, el Ministerio de Ambiente, creado en el 2020 y liderado por Adrián Peña, remarca que la sostenibilidad solo puede desarrollarse de manera integrada y coherente con las demás dimensiones de desarrollo. En julio de este año, el gobierno presentó la hoja de ruta del hidrógeno verde hacia el año 2040, en la cual se lo propone como una gran oportunidad de desarrollo económico para el país tanto para el mercado local como de exportación.
Una hoja de ruta con desafíos
El país cumplió su primera etapa de transformación energética, que conllevó el período de 2017 a 2022, alcanzando el 97% de la participación promedio en energías renovables. De esta manera, se redujo considerablemente la emisión de gases de efecto invernadero que provenían del sector energético. Entre las energías renovables más utilizadas, se encuentra la hidroelectricidad con el 44% y la eólica con el 32%.
En cuanto al hidrógeno verde, el gobierno plantea tres fases a cumplir en los períodos 2022-2024, 2024-2029 y 2030-2040, respectivamente. La primer etapa busca el desarrollo del hidrógeno en el mercado doméstico, como así también, sentar las bases para un mercado exportador. Para lograrlo, se propone incentivar los primeros proyectos que utilicen este tipo de energía, comenzar con la regulación específica del sector y en el incentivo de investigación e innovación a partir del Fondo Sectorial de Hidrógeno lanzado este año.
La segunda fase tiene el objetivo de llevar el hidrógeno a un escalón más arriba en el sector doméstico, a la vez que busca empezar a operar en los primeros proyectos de exportación. Mientras que, en la tercera, y última fase, espera consolidarse en el mercado doméstico, a la vez que confía en que los avances en infraestructura logística y portuaria permitan escalar en el mercado exportador y abrirse camino en la generación de derivados del hidrógeno.
El conjunto del mercado doméstico y las exportaciones del hidrógeno verde y sus derivados representarían para Uruguay una oportunidad de facturación anual de 300 millones de dólares por año hacia 2030 y para el 2040, una de facturación de 2100 millones de dólares. Ello implica, además, que esta industria se ubique en el 2% del PBI proyectado y genere más de 34.000 empleados directos para 2040.
Durante la Conferencia sobre Diversidad Biológica de la ONU (COP15) que tuvo lugar en Montreal, Canadá, a mediados de diciembre, el ministro de Ambiente presentó el proyecto de ganadería sustentable. Con el objetivo de cumplir con los compromisos del nuevo Marco Mundial de la biodiversidad y los asumidos en la Convención para la Lucha contra la Desertificación, entre ellos reducir la polución de distintas fuentes y a que las zonas agrícolas no generen perdidas de suelo para el año 2025, el ministerio presentó indicadores que permiten mostrar el estado de conservación de los ecosistemas.
En relación a esto, Uruguay se está abriendo camino en mercados de exportación que demandan una certificación carbono neutral de la carne. La última incorporación fue Corea del Sur con un envío de 3 toneladas de carne de carbono neutro certificada. La primera colocación de la carne uruguaya fue a Suiza, mediante la certificación de la empresa LSQA.
El país estuvo a la vanguardia en certificaciones de carne carbono neutral cuando el frigorífico Mosaica fue la primera en el mundo en obtenerla en el año 2021. Teniendo en cuenta que industria ganadera, al mismo tiempo que es una de las más importantes a nivel mundial, es también una de las más contaminantes del planeta, Uruguay redujo en un 30% las emisiones de metano y aumentó un 90% la producción de carne, que se realiza en un 84% en pastizales naturales.
Estos avances en términos de emisión de gases, especialmente del metano en ganadería, permiten al Uruguay cumplir los objetivos del plazo 2022 al 2025. Este compromiso sostiene que se debe reducir en un 50% las emisiones por unidad del Producto Bruto Interno (PBI) respecto del año 1990 y Uruguay logró, hasta ahora, el 47%.
A partir del buen desempeño que lleva a cabo en proteger el medio ambiente, Uruguay podría hacerse camino en la exportación de bonos de carbono. Esto le permitirá poder venderlos a empresas o gobiernos que no hayan cumplido con las expectativas, lo que le daría los recursos para financiar actividades para la disminución y adaptación a los problemas que conlleva el cambio climático.
Transición energética de Ancap
En el marco de la transición energética que se propone Uruguay de manera integrada, donde todos los sectores de desarrollo colaboren, la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), propuso para el 2023 convertirse en una empresa de energía, dejando atrás el monopolio del petróleo y el gas.
Ancap creará un nuevo sector dentro de la empresa que le permita desarrollar una transición pragmática para el 2050, con 0% de emisión de gases que colaboren al efecto invernadero. La nueva unidad busca unir su área petrolera con la producción de otros hidrógenos, entre los que se encuentran el verde no contaminante, el azul y el gris, que proviene combustibles fósiles como el gas.
La ayuda del BID
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció a principios de este mes un préstamo de $150 millones de dólares con el objetivo de apoyar las metas de descarbonización de la matriz energética y la disminución de gases contaminantes. En una primera operación se le entregarán $40 millones de dólares. Esta primera operación tendrá un período de desembolso de 4 años con un plazo de amortización a 25 años, con un periodo de gracias de cinco años y medio.
Fuente: Ámbito