Vaca Muerta en las centrales térmicas
El potencial que tiene el shale gas y los planes para estabilizar la producción todo el año pueden ayudar a elaborar una estrategia que aproveche todo el recurso que tiene la cuenca para la generación eléctrica, menos contaminante y más económico.
Argentina tiene una matriz energética con un fuerte componente de la generación térmica a través de hidrocarburos. El gas natural ocupa más del 60% y puede seguir creciendo, de la mano de los recursos de Vaca Muertay la concreción de obras de infraestructura, como la repotenciación de los gasoductos existentes y la construcción de un troncal nuevo.
No obstante, el objetivo a largo plazo incluye la integración energética con los países limítrofes, un sistema flexible y la diversificación progresiva de la matriz. Es por eso que el gas natural es considerado el combustible de la transición, que tiene múltiples usos para la generación de electricidad, la propulsión de tránsito pesado (con el GNC y el GNL) y la exportación de los excedentes, además de la satisfacción de la demanda doméstica.
El informe mensual del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) destaca que el consumo entre enero y octubre del 2020 fue de 112,25 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d). Las centrales eléctricas estuvieron al tope con 37,96 MMm3/d, el sector industrial consumió 30,05 MMm3/d y el residencial 29,27 MMm3/d. El resto lo completan las destilerías, el mercado del GNC, el comercio y los entes oficiales.
“La evolución en el consumo de los diferentes tipos de clientes para el periodo enero-octubre de cada año. En el cuatrienio 2016-2019, el sector que registra la baja más fuerte en términos absolutos es el residencial, equivalente a 5 millones de m3/día (-15,16%)”, indica el reporte del organismo.
Con la puesta en marcha de Loma La Lata, desde los ochentas que hay más interés en el país con el gas natural. Así, las centrales térmicas empezaron a generar electricidad con este recurso, dejando cada vez más de lado los combustibles líquidos que tienen varias desventajas: es más costoso (en julio y agosto del año pasado, significó un gasto estatal por u$s 250 millones), provocan una disminución de rendimiento de las instalaciones y tiene un mayor impacto ambiental.
En 2019, el gobierno del entonces Presidente Mauricio Macri elaboró los Escenarios Energéticos 2030. Había dos ejes centrales como la industrialización del gas (que incluía el GNC y GNL para el transporte o como combustible industrial) y la electrificación. En este último punto, se proponía la mayor utilización de gas y renovables para la generación eléctrica.
Uno de los apartados de este informe evalúa los supuestos escenarios de electrificación del consumo. Una meta era el reemplazo del 50% del parque de cocinas y calentadores de agua de gas a eléctrico, que el 80% de las ventas de calefactores pase a electricidad y una disminución al 2,37% anual de la demanda de gas natural en lugar de incrementarla 2,36% anual (22 MMm3/d contra 39 MMm3/d para 2030). La demanda eléctrica se incrementaría hasta 29,3 TWh.
60,54 millones de metros cúbicos de gas fue la producción de gas natural por día en la provincia de Neuquén durante el mes de diciembre, según datos del Ministerio de Energía de la provincia. Casi el 70% es shale gas de Vaca Muerta.
El escenario más eficiente sería que las centrales consuman un 97,5% de gas natural, apenas un 2,4% de gasoil y nada más que el 0,1% de gasoil. Este último combustible, como ya se dijo, es costoso y contaminante, pero seguirá teniendo presencia cada vez que haga falta cubrir el déficit de demanda y hasta que la política no resuelva varios de los desafíos que tiene el sector energético.
“El gobierno de Alberto Fernández tiene dos problemas. El de corto plazo es el suministro de gas en el invierno y el de mediano es definir una estrategia clara para Vaca Muerta”, indicó una fuente ligada al sector del gas ante la consulta de +e. El primer paso sería que el Plan Gas.Ar estabilice la producción, el segundo pensar estratégicamente su aumento. Las exportaciones hacia Chile sería el camino más lógico puesto que el gobierno de Enrique Piñera tiene la decisión de descarbonizar su matriz energética.
El gas no convencional puede dar un importante salto con los estímulos económicos adecuados, por lo que el suministro no sería un problema. El desafío es conseguir los mercados para inyectar el recurso, convertirlo en solución para el país y en divisas para el Tesoro Nacional además de contribuir a la transición energética.
Mercado: el gas, sus productoras y distribuidoras
La producción de gas natural en la Argentina está concentrada en cuatro grandes compañías: YPF (una sociedad anónima que está bajo control del Estado nacional), Total Austral, Tecpetrol y Pan American Energy. Todas ellas tiene presencia con bloques en Vaca Muerta -y también en la Cuenca Austral, con una larga historia en la explotación offshore de gas-.
En los últimos diez años, la producción tuvo varios procesos de transformación, pasando por momentos macreoeconómicos tensos o coyunturas internacionales -como ejemplos, 2014 y 2016, respectivamente-. La actividad empezó a crecer por la sumatoria del shale gas (principalmente en Vaca Muerta) y el tight gas (algo en la Cuenca Neuquina y ahora también con los desarrollos que se están dando en el sur de Santa Cruz).
En consonancia, en el país existen nueve empresas licenciatarias de la distribución de gas natural a lo largo de todo territorio nacional. El 61% de los usuarios, según los datos correspondientes al mes de octubre del año 2020, fueron abastecidos por las firmas Metrogas, Naturgy BAN y Camuzzi Gas Pampeana, que brindan servicios en la Ciudad de Buenos Aires y la mayor parte de provincia de Buenos Aires, que son las regiones del país que mayor población concentran.
“En los últimos 12 meses, el 68,25% de los usuarios nuevos fueron incorporados por Camuzzi Gas del Sur, Camuzzi Gas Pampeana, Naturgy Ban y Gasnor, que sumaron en conjunto 51.949 usuarios nuevos”, destaca el informe del Enargas.
Fuente: Más Energía.