Vaca Muerta: la arena de fracturas podría provocar otro cuello de botella
La provincia del Litoral produce poco más de 80% de las arenas que se utilizan en Vaca Muerta. La suspensión de actividades en las plantas entrerrianas obliga a utilizar los stocks y anticipa un cuello de botella en pocos meses.
A comienzos de mayo, nueve de las empresas proveedoras mas grandes de arenas de fractura para la operación de los pozos no convencionales de Vaca Muerta, debieron suspender por 45 días su producción en la provincia de Entre Ríos, hasta resolver la falta de habilitación ambiental correspondiente detectada por la justicia local. A pesar de que la provincia del Litoral se encuentra a más de 1.300 kilómetros de la formación neuquina, la situación comenzó a preocupar a la industria dado que de allí obtiene poco más del 80% de áridos de características casi ideales, lo que anticipa un posible cuello de botella en la provisión de uno de los recursos esenciales del fracking, en momentos en que la actividad no deja de superar sus propios récords.
De acuerdo a la denuncia, las empresas de minería de arenas en violación de la Ley General de Ambiente trabajaban de forma clandestina, tras omitir los procesos de audiencias públicas, y no contar con certificados de aptitud ambiental vigente.
“El sector está haciendo todos los esfuerzos para no desabastecer a la industria. Hoy hay stocks en Añelo que permiten que se sigan bombeando arena hasta que se destrabe y se vuelva a un esquema de producción normal”, explicó el CEO de una de las empresas que cuenta con operaciones habilitadas en Entre Ríos.
Pero el mismo directivo aclaró que “no se puede extender más de dos meses esta medida sin afectar el normal abastecimiento de la demanda creciente de las operadoras, y el problema es que también, dado que no puede haber actividad previa en cantera, cuando la industria reanude la explotación se anticipa un cuello de botella en un período bastante crítico en el aporte de hidrocarburos para la red”.
El problema no es sólo local: a comienzos de año ya se advirtió en Permiam, Estados Unidos, que los suministros de arena silícea eran tan escasos que estaban ralentizando el ritmo de trabajo de algunos perforadores de petróleo, y los costos más altos de la arena también afectaban los resultados de otros en plena alza de los valores internacionales del barril de crudo, aún antes de la guerra en Ucrania.
Hoy en Vaca Muerta, la demanda de arena para la estimulación es indicativo de la producción de hidrocarburos. Para este año se estima que se estarán bombeando para la fractura unas 2,5 millones de toneladas, abastecida casi por completo por la oferta local, cuando hace pocos años atrás se importaba mayormente de Estados Unidos, México o Brasil, con los sobre costos de producción consecuentes. El año previo a la pandemia, esa misma demanda estuvo en torno a 1,7 millones de toneladas, es decir que se registró desde 2019 un crecimiento del 50% en la cantidad de arenas utilizadas.
Para fines de 2022, la provincia de Neuquén espera superar los 300.000 barriles de petróleo diarios, pero si se hace una proyección acorde a lo que se habla en las petroleras de poder alcanzar una actividad de 1.000 pozos por año, se necesitarían unos 15 millones de toneladas al año, una situación que obliga a ir pensando como abordar esa situación con el menor impacto ambiental posible en las distintas regiones.
Desde otra de los proveedores areneros consultados para esta nota, y en coincidencia con la proyección creciente para acompañar el esperado desarrollo masivo de los hidrocarburos no convencionales, se destacó que multiplicar los volúmenes de áridos en esa magnitud hoy resulta inviable por el sistema ferroviario y por rutas que implicaría un transitar permanente de camiones desde destinos como Entre Ríos o el sur de Chubut. Tan sólo con una estimación moderada de demanda de 7,5 millones de toneladas, requeriría un muy saturado tráfico de largas distancias, teniendo en cuenta que la capacidad máxima de transporte de un camión está en las 35 toneladas.
Se estima en la industria que cada pozo de shale en Vaca Muerta, de alrededor de 50 fracturas promedio, requiere aproximadamente 15 mil toneladas de arena, que representan más del 20% del costo total del pozo. Es por eso que se estima que la industria debe debatir en conjunto, por ejemplo, apelar a las arenas de cercanía que, si bien tendrían menos costo logístico, se advierte que el recurso de los yacimientos probados hasta el momento tienen menos resistencia a la presión que las arenas entrerrianas, aunque se asegura que igual servirían para el desarrollo y aportaría a una mayor competitividad.
Los problemas logísticos, en algunos casos, son de extrema complejidad haciendo que canteras o proyectos de explotación minero sean impracticables. Pero la calidad del agente de sostén para la estimulación también es de suma atención para las petroleras, principalmente por factores como esfericidad y redondez, distribución granulométrica y un factor muy crítico, dada las condiciones de presión de confinamiento que presenta Vaca Muerta es la resistencia al crush o quebrantamiento.
Finalmente, voceros de una tercera productora de arenas que opera en Entre Ríos aseguraron que el accionar de la justicia local “deja al descubierto la existencia de una competencia desigual por supuestas maniobras de cartelización y mecanismos que hacen difícil competir por calidad y precio”. Y al respecto, este conflicto puede ser tomado como “una buena oportunidad para transparentar un mercado clave para la producción de Vaca Muerta, generar reglas de competencia comercial y lograr la trazabilidad de dónde viene la arena, como se repone la intervención en el terreno y operar para que el daño ambiental no sea grave”.
Fuente: Mejor Energía