Vaca Muerta: obras indispensables para el desarrollo
La industria estima que desde el próximo año la infraestructura estará al tope. Se necesitan inversiones millonarias en un nuevo gasoducto troncal y ampliaciones del sistema, ductos de gathering y plantas de tratamiento y fraccionamiento.
El crecimiento vertiginoso de la producción y el potencial de Vaca Muerta generan la necesidad de acelerar inversiones millonarias en infraestructura en los diversos segmentos del negocio.
En materia de gas, las previsiones indican que ya en el próximo invierno la capacidad de transporte de la cuenca quedará al tope, como ya sucedió en 2019, cuando Neuquén llegó a inyectar más de 80 millones de m3 diarios.
El gobierno nacional firmó un memorando de entendimiento con un consorcio de empresas chinas liderado por Power China, que está elaborando los proyectos ejecutivos de varias obras de transporte en el país, entre las que se destaca el nuevo Gasoducto Central desde Neuquén hasta los grandes centros de consumo urbanos de provincia de Buenos Aires y Santa Fe.
Esa obra será vital para el futuro del desarrollo de Vaca Muerta a corto y largo plazo. Si bien durante el invierno de 2020, en un contexto de declino de producción, hubo una capacidad ociosa del orden de los 12 millones de m3 diarios (12 MMm3/d) en los sistemas de TGN y TGS, se espera que para el próximo año los caños desde Neuquén queden al tope.
Oscar Sardi, CEO de TGS, destacó que, “asumiendo que el próximo año, a partir del Plan Gas Vaca Muerta complete los gasoductos, va a quedar una capacidad ociosa de 10 MMm3/d” en los tramos finales del sistema que opera la compañía en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, por la caída de la inyección desde los yacimientos del sur del país (Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego)”.
“Todo nuevo gasoducto que se proyecte instalar para evacuar la mayor producción, que esperemos se concrete en Vaca Muerta, debería contemplar esta situación en su diseño, especialmente de su traza, para aprovechar la capacidad ociosa que tenemos en la zona de mayor demanda en el país”, explicó el directivo en una charla organizada por Centro de Ingenieros y el IAPG. Buena parte de esa capacidad ociosa hoy es cubierta por el barco regasificador que regresó este año al puerto de Bahía Blanca.
Con respecto a la traza del nuevo gasoducto troncal, Sardi consideró que la mejor opción es realizarlo en dos tramos. El primero, de 536 km, entre la planta de tratamiento que tiene la compañía en Tratayén hasta Salliqueló, con una capacidad inicial de transporte de 22 MMm3/d.
Según la compañía, esa etapa se complementaría con la ampliación del sistema de transporte a través de la construcción de un loop de 29 km en la zona de la planta compresora Ordoqui (localidad de Bolívar) para sumar una capacidad de 9 MMm3d; y un gasoducto de 73 km para unir los sistemas de TGN y TGS de Mercedes y Cardales, que sumaría otros 15 MMm3d de capacidad, y que permitiría reemplazar la inyección del barco de GNL de Escobar con producción de Vaca Muerta.
El primer tramo del Gasoducto del Centro y las obras de ampliación en Buenos Aires demandarían una inversión de 1040 millones de dólares. Mientras que el segundo tramo, entre Salliqueló y la localidad de San Jerónimo (Santa Fe), posibilitará llevar gas al polo industrial santafesino y al sur de Brasil. En total, el nuevo caño rondaría una suma global de unos u$s 2000 millones.
“El tiempo de construcción estaría definido por el tempo de desarrollo de Vaca Muerta y la evolución de la demanda. Este tramo debería ser realizado una vez que concluya el contrato de compra de gas a Bolivia para diciembre de 2026; cuando Brasil ejecute las obras de gasoducto para conectar el sistema de transporte argentino con ciudades de alta demanda como Porto Alegre y San Pablo; o bien cuando el crecimiento de la demanda del Litoral y norte del país así lo justifiquen”, explicó Sardi.
El CEO de TGS consideró que esa traza del nuevo gasoducto sería “la solución técnica y económica más eficiente, que se caracteriza por inversiones racionales y ventajas competitivas frente a otras alternativas, dado que aprovecha la capacidad disponible en tramos finales de TGS, por falta de gas en las cuencas del sur. Además, aprovecha la capacidad de revertir el flujo de transporte en TGN”.
Señaló que, a su vez, permitiría impulsar proyectos petroquímicos y de licuefacción en Bahía Blanca.
Con el primer tramo del ducto, ya se podría satisfacer plenamente la demanda interna del país, incrementar las exportaciones a Chile, y vender 2,8 MMm3/d a Brasil para el consumo de la central Uruguayana. Además, se produciría un ahorro de divisas del orden de los 1350 millones de dólares al año al reemplazar importaciones con producción local.
A las obras de transporte que necesita Vaca Muerta también se le deben sumar las inversiones en el segmento del midstream. Desde 2018, TGS rompió el paradigma de las obras en plantas de tratamiento y ductos de gathering en las zonas de explotación petrolera, que históricamente eran llevadas adelante por las concesionarias de los yacimientos. La compañía construyó el Gasoducto Vaca Muerta, que transporta gas fuera de especificación. La traza recoge producción de todos los desarrollos del shale, desde Los Toldos I Sur, en el Norte de la provincia, y desde El Magrullo, en la zona de Plaza Huincul, hasta la planta de tratamiento de Tratayén, que hoy tiene una capacidad de 5,5 MMm3 y que está en proceso de ampliación hasta los 7,6 MMm3d.
La compañía, que ya invirtió 300 millones de dólares, proyecta nuevas ampliaciones y la transformación de la planta de Tratayén en futuras plantas modulares de tratamiento de gas que acompañen el crecimiento gradual de la producción.
A la inversión de TGS, se suma el ducto de 7 km realizado entre Tratayén y Compañía Mega, en Loma La Lata, para separar el gas. Además, Vista Oil & Gas está proyectando junto otras operadoras tender un ducto de gathering desde Borde Montuoso hasta Tratayén para tratar la producción de su bloque estrella Bajada del Palo Oeste.
También se están realizando tareas sobre el Gasoducto del Pacífico, originalmente diseñado para transportar gas seco, de manera de poder, por un lado, exportar gas seco a Chile y, por otro, enviar shale gas hasta Mega.
De la escasez a la abundancia
1. Si bien durante este invierno habrá problemas para garantizar el suministro, el Plan Gas impulsó la producción, que en el caso de Neuquén creció 11,5% en mayo con respecto al mes anterior. Para 2022 se espera que se llegue a inyectar un volumen que colmará la capacidad del sistema de transporte.
2. El desarrollo de Vaca Muerta está atado a las condiciones del mercado, a la evolución de la infraestructura y a la generación de mayores demandas, no solo a nivel local sino también de países vecinos como Chile y Brasil, en el corto plazo. A largo plazo, el mercado global del GNL aparece como el gran objetivo.
3. Vaca Muerta tiene recursos gigantescos que sobrepasan ampliamente las necesidades de abastecimiento que tendrá el país en varias décadas y que posibilitan abrir una puerta de exportaciones a gran escala que permitan generar divisas. El gas está llamado a ser el combustible de transición hacia energías más limpias.
Shale gas: los líquidos presentan un desafío para la infraestructura
Se deberá construir una nueva planta de fraccionamiento de gas para separar los diversos productos.
El incremento de la producción de Vaca Muerta viene acompañado de una serie de desafíos técnicos que implican necesidades diferentes a la infraestructura disponible que se desarrolló alrededor del histórico yacimiento Loma La Lata. El shale gas, dependiendo de la zona en que se extraiga, tiene una mayor presencia de líquidos, que obligan a planificar inversiones para su procesamiento.
El CEO de Hytech, Miguel Wegner, destacó que una de las definiciones clave para Vaca Muerta es dónde se instalará una nueva planta de turboexpander criogénico. Las opciones son Neuquén o Bahía Blanca, y demandaría una inversión del orden de los 1000 millones de dólares. Se estima que la planta podría generar exportaciones de LPG por 500 millones al año, con lo cual la inversión se recuperaría rápidamente.
Permitiría realizar el fraccionamiento, almacenaje y comercialización de los productos. Además, debería tenderse otro poliducto de 573 kilómetros desde Neuquén hasta el puerto, con estaciones de compresión y bombeo.
“Bahía Blanca es un centro de logística de excelencia con potencial para convertirse en la puerta de salida de los productos exportables de Vaca Muerta”, dijo Sardi, CEO de TGS.
En ese mismo lugar, la compañía proyecta la construcción de una planta de LNG para exportar la producción de Vaca Muerta por barco. El proyecto que desde hace un par de años estudian TGS y Excelerate Energy, compañía que opera los buques resgasificadores, prevé la construcción de cuatro módulos de licuefacción.
Este año el proyecto sería presentado ante los inversionistas y, de acuerdo a las condiciones macroeconómicas que imperen, se tomaría la decisión de seguir avanzando o paralizarlo temporalmente. En una primera etapa se necesitaría desembolsar unos 500 millones.