Vaca Muerta: oportunidades y peligros
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El proyecto de ley de hidrocarburos presentado por Alberto Fernández busca reactivar la producción de hidrocarburos para sumar exportaciones y favorecer el ingreso de dólares. Cómo alentar a proveedores locales y cuidar el medio ambiente
El aprovechamiento de los recursos naturales en beneficio de nuestra sociedad, especialmente los no renovables es siempre un tema de actualidad. Nuestro país está dotado de abundantes recursos naturales, como el sol, los vientos, las tierras fértiles, los metales, los hidrocarburos y los recursos marítimos y fluviales, todos parte de nuestro patrimonio. Saber sacar provecho de ellos en pos de mejorar el nivel de vida de nuestra población constituye un desafío enorme dado la cantidad de actores involucrados, los intereses en juego, la infraestructura requerida y el financiamiento necesario.
Uno de los activos que promete mejorar nuestra realidad socioeconómica son los recursos hidrocarburíferos no convencionales que posee la formación de Vaca Muerta, cuyo epicentro está en la provincia de Neuquén. Este enorme depósito constituye la segunda reserva mundial de gas no convencional y la cuarta en petróleo, también no convencional, y si bien su explotación ha comenzado hace algunos años, está todavía lejos de brindar todo su potencial. Para que los recursos de Vaca Muerta se puedan explotar a gran escala hacen falta grandes inversiones, y a esto se apunta con el proyecto de ley de promoción de las inversiones hidrocarburíferas. Dada su importancia estratégica y la cantidad de actores involucrados su debate será trascendente. Uno de los resultados más esperados es que la explotación intensiva de Vaca Muerta contribuya con la generación de los dólares necesarios para cumplir con los compromisos internacionales, hoy enormemente agravados por la abultada deuda externa. Por otro lado, ayudaría a sortear la restricción externa, o sea la falta de dólares, que ha condicionado cíclicamente nuestro desarrollo productivo.
Pero el desarrollo de los yacimientos hidrocarburíferos por parte de las compañías petroleras requiere de una enorme cantidad de insumos industriales que son provistos por empresas proveedoras. En este sentido, el desarrollo de Vaca Muerta tracciona la demanda de una gran cantidad de bienes y servicios que en gran medida pueden ser cubiertos por empresas nacionales. Estas empresas proveedoras de la industria de petróleo y gas se encuentran ubicadas en distintas localidades de nuestro territorio, fabrican una gran cantidad y variedad de bienes, muchos de ellos intensivos en tecnología, y prestan una diversidad de servicios especializados, generando miles de puestos de trabajo de calidad. Además, muchas de estas empresas han desarrollado capacidades tecnológicas que les permiten proveer de bienes y servicios a otros sectores industriales como la minería, las energías renovables, la petroquímica y el sector nuclear. Esta trama industrial es un activo que nuestro país posee, a diferencia de muchos otros países que tienen importantes recursos hidrocarburíferos, pero carecen de una trama proveedora local que acompañe su desarrollo.
Esta trama proveedora se fue formando a lo largo de varias décadas y su principal impulsora fue la otrora notoria YPF estatal que era reconocida internacionalmente por sus enormes capacidades tecnológicas. Hoy ante una nueva oportunidad que se nos presenta con los recursos no convencionales es importante considerar dentro del marco de las políticas públicas el fomento de esta trama proveedora. El objetivo sería, no sólo que puedan expandir sus ventas generando consecuentemente mayor empleabilidad, sino también que puedan escalar en el dominio de mayores grados de tecnología, lo cual también repercutirá en otros sectores industriales.
El proyecto de ley de promoción de inversiones hidrocarburíferas recientemente presentado toma en cuenta el fomento de las empresas nacionales proveedoras, incluyendo un apartado específico en este sentido. Es un buen paso, pero también será clave como se reglamenten e implementen los aspectos de la ley cuya intención es promover la trama proveedora nacional. Los mecanismos que se generen deben ser claros, concretos, aplicables y auditables, para que el fomento a la industria asociada a los hidrocarburos se expanda y genere mayor trabajo. Todo esto se torna más crítico en una ley pensada para que tenga una vigencia de 20 años y cuyo objetivo principal será brindar un marco de previsibilidad para las grandes inversiones que se requieren. En este sentido, una mirada integral sobre el sector de hidrocarburos es clave para que nuestros recursos potencien lo más posible nuestro desarrollo productivo para contribuir a mejorar las condiciones sociales de la población.
Fuente: Marcelo Neuman Investigador profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento.